"Parte de los empresarios brasileños y sus representantes en el Congreso festejan el entierro de los derechos históricos de la clase obrera, existe la sensación de que el país se detendrá, y eso podría ser una buena base para programar nuevas acciones y derrocar esa pandilla de corruptos de Odebrecht, este Gobierno, y entregar las riendas del país a la clase obrera", aseveró Antinágoras Lopes, activista de CSP-Conlutas.
Las centrales sindicales de Brasil convocaron para este viernes el primer paro nacional desde 1996, en rechazo a las reformas laboral y jubilatoria, los dos proyectos más ambiciosos presentados por el Gobierno de Michel Temer para 2017.
Conflicto de clase
"La reciente aprobación de la reforma laboral de la noche pasada, sumada al hecho de que los grandes empleadores y dueños celebran esto en las calles, como lo vimos en algunas capitales de los estados del nordeste, son una muestra de que nos enfrentamos a un conflicto de clase", señaló.
Lopes destacó que el primer paso radica en buscar la derogación de la ley sobre el trabajo subcotratado y obstaculizar la aprobación de enmiendas a la legislación laboral.
"Si seguimos este camino, tendremos todas las condiciones para detener el mal que ya se ha hecho y poner en buen camino los deseos de los trabajadores contra esta ofensiva de los banqueros, el sector patronal y del actual Parlamento vendido (a sus intereses)", sentenció.
Una democracia débil
"La democracia en Brasil es todavía débil, tiene menos de 30 años", comentó.
Según Tinoco, las demandas populares enfrentarán una reacción extrema por parte del Gobierno, pero confió que los órganos del orden las asuman con mayor comprensión.
"Creemos que pueda tener lugar algún tipo de abuso de poder (por parte de la policía) pero creemos también que tanto la Policía Militar como el sector jurídico y la Policía Civil se encuentran en una situación bastante compleja, por lo que existe la probabilidad de que suceda lo que ha pasado varias veces, reacciones de miembros de la comandancia que podrían ignorar posibles órdenes que contradijesen la Constitución del país", afirmó.
Protestas estudiantiles
La presidenta de la Unión Nacional de Estudiantes de Brasil, Carina Vitral, expresó la necesidad de que se garanticen medidas de seguridad, ya que en las protestas participarán estudiantes de todo el país, reunidos no solo en el marco de las asambleas estudiantiles, sino de otras organizaciones que se sumarán a la huelga.
"Debe existir garantía de seguridad, que no hayan provocaciones, aunque, a juzgar por las informaciones que recibimos, la policía tendrá muchas armas durante la huelga y eso ya es un absurdo", denunció.
No obstante, la representante estudiantil subrayó la importancia de que escolares, padres y maestros se sumen a la huelga.
"El papel de la educación es muy importante, los maestros de las escuelas estatales y privadas, los profesores universitarios, pueden dar un aporte significativo a la huelga general", señaló.
"Queda claro que el Congreso Nacional busca acabar con los derechos y solo la lucha puede detener este proceso en el marco de los debates sobre la reforma de pensiones", concluyó Vitral.
Consecuencias económicas
La huelga general prevista para este viernes puede costarle a la economía brasileña hasta 16.000 millones de reales (alrededor de 5.000 millones de dólares, aseveró a Sputnik el profesor Mauro Rochlin de la Fundación Getúlio Vargas do Rio.
"Hay esferas de la economía que tienen un alto valor aplicado, como la energía eléctrica, las estaciones hidroeléctricas, que no dejan de trabajar independientemente de que haya huelga o no", apuntó.
En tanto la Federación Comercial de Sao Paulo (FecomercioSP) informó a Sputnik que no reconocía este viernes como día de huelga general.
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Según la entidad, Brasil no está en una situación fácil, tras tres años de recesión en el país hay más de 13 millones de desempleados, por lo que no se pueden realizar huelgas, ya que esto incrementa los gastos de las compañías.