"Todo empezó cuando quitamos la losa de piedra que mantiene el sepulcro sellado. Vimos que su interior estaba en parte cubierto del agua de lluvia depositada desde hacía varias décadas", comentó Antonia Moropulu, profesora del Instituto Politécnico de Atenas, citada por el canal ruso NTV.
"Retiramos la losa que cubría el sepulcro porque era necesario para las labores de renovación y no por interés científico".
Cuando los especialistas iniciaron estas labores, presenciaron un fenómeno que les resultó difícil de explicar.
"Nuestras herramientas no solo se apagaron, sino que dejaron de funcionar del todo. Y se trataba de una maquinaria moderna y cara. ¿Por qué entonces no funcionaron durante las labores de restauración? El templo del Santo Sepulcro emana una fuerte energía y simplemente nuestros instrumentos no son capaces de soportarla", según palabras de Teófilo III, patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Jerusalén.
Isidoro, guardián del Santo Sepulcro, dijo que "había [en el interior del Sepulcro] mucha tierra. Cuando la retiramos, vimos el lugar donde había estado descansando Nuestro Salvador tras su crucifixión".