De acuerdo con el autor, el bombardeo de la base aérea de Shairat, en Siria, así como los planes de Washington de llevar a cabo un ataque preventivo sobre Pyongyang, pueden demostrar el carácter contradictorio de la estrategia de política exterior de la Casa Blanca.
Así, el nuevo presidente de EEUU —a diferencia de su "indeciso" predecesor, Barack Obama— es propenso a hacer grandes declaraciones, así como a "mostrar sus músculos". Por eso, Trump tomó la decisión de invitar a varios generales a su Gobierno, además de conceder más espacio al Ejército de EEUU.
Según el autor, el mandatario estadounidense trata de crearse una imagen de "hombre de acción", capaz de invadir Siria, bombardear Afganistán o utilizar la fuerza contra Corea del Norte. Por su parte, China advierte del posible aumento incontrolable de tensión, pero subraya, al mismo tiempo, que sería difícil detenerlo debido a lo "imprevisible" que es la Administración Trump.
A su vez, la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, declaró que todavía "no está claro" cuáles son los objetivos que persigue Washington en Siria y otros países. No obstante, "no solo Zajárova está confundida", indica Seibert. El nuevo presidente de EEUU ya ha roto algunas de las promesas de su campaña electoral, como el traslado de la Embajada de EEUU en Israel de Tel Aviv a Jerusalén. Además, de esto, Washington cambió de manera radical su postura hacia Rusia. Así, ahora culpa a Moscú de su supuesta implicación en el ataque químico en Idlib, Siria, y declara que los días de Bashar Asad como presidente "están contados".
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Según el columnista de Tagesspiegel, una de las razones principales de una estrategia tan ambigua es la falta de experiencia. De acuerdo con el politólogo Michael O’Hanlon, de la Institución Brookings, en Washington, sería difícil para cualquier Gobierno formular una nueva estrategia de desarrollo a corto plazo. El experto subrayó que "el verdadero trabajo solo acaba de comenzar", y que las autoridades estadounidenses deben prepararse para las sorpresas. Al mismo tiempo, la presencia en la Administración de experimentados políticos como Herbert Raymond McMaster —asesor en materia de Seguridad Nacional— o James Mattis —secretario de Defensa— puede garantizar que el concepto de la política exterior de Washington no cambie mucho en un futuro próximo.