"Todo lo que estamos viendo ahora en Siria, en Afganistán y en Corea del Norte, es parte de un esquema para fortalecer la imagen del presidente de Estados Unidos", subrayó el experto ruso.
"Lo más probable es que en un futuro próximo veamos más acciones extraordinarias de este tipo por parte de EEUU. Sin embargo, es necesario entender claramente que estos ataques son oportunistas y de carácter publicitario. Es poco probable que causen consecuencias globales y sean eficaces a largo plazo", destacó Demidenko.
El experto reiteró que el uso de la superbomba "no debe ser considerado algo especialmente notable en el teatro afgano-estadounidense de acontecimientos políticos".
Además, aclaró que el número exacto de rebeldes muertos en la operación no ha sido confirmado y que es prematuro hablar acerca de víctimas civiles. Anteriormente, la agencia de noticias AFP informó que 36 terroristas fallecieron a raíz del ataque.
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La reacción de los ciudadanos afganos al ataque estadounidense no se hizo esperar. En las redes sociales, innumerables internautas se quejaron de la acción de EEUU. Qais Duranai ironizó que su país ahora se ha convertido en "un polígono de pruebas para las armas mortales" norteamericanas.
"¿Dónde más [EEUU] hará experimentos militares, sino en Afganistán y Siria? Los sirios, menos afortunados, fueron envenenados con armas químicas. Sin embargo, si no fuera por la presencia de Rusia, allá también lanzarían una potente bomba (…) En el territorio afgano se puede llevar a cabo tales arbitrariedades y no necesitan ni pedir nuestra aprobación", escribió Hakim Sadat en su cuenta de Facebook.
Con una longitud de 9,17 metros y un diámetro de poco más de un metro, la GBU-43 pesa 9,5 toneladas y es el explosivo convencional más potente del mundo, por lo que fue bautizada como "la madre de todas las bombas". Tiene un poder equivalente a 11 toneladas de trilita y genera una onda expansiva que se extiende por un radio de 1,6 kilómetros.