"La nueva bomba estadounidense probada en Afganistán supone un intento de dominación global con elementos de amenaza bélica, lo que entraña el peligro de una nueva espiral en la carrera armamentista con la escalada de tensión internacional", comentó Morózov.
El parlamentario se mostró convencido de que "Rusia debería poner este asunto sobre el tapete en la ONU".
El 13 de abril, EEUU lanzó por primera vez la bomba GBU-43 sobre una red de túneles que los combatientes de Daesh (grupo terrorista proscrito en Rusia y otros países) utilizaban para desplazarse en la provincia de Nangarhar, limítrofe con Afganistán.
Con una longitud de 9,17 metros y un diámetro de poco más de un metro, la GBU-43 pesa 9,5 toneladas y es el explosivo convencional más potente del mundo, por lo que fue bautizada como "la madre de todas las bombas".
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Tiene un poder equivalente a 11 toneladas de trilita y genera una ola de explosión que se extienden a un radio de 1,6 kilómetros.