La visita del secretario de Estado se produce en un momento de tensiones entre EEUU y Rusia a cuenta de la situación en Siria. Se espera que la visita de Tillerson contribuya a aclarar el futuro de las relaciones bilaterales entre ambas naciones.
Sputnik, de la mano del analista ruso Vladímir Ardáev, te explica cuáles son las posibles ideas que traerá Rex Tillerson a Moscú.
¿Quién es el nuevo secretario de Estado de EEUU?
Rex Wayne Tillerson nació el 23 de marzo de 1952 en la ciudad de Wichita Falls, en el estado de Texas.
Tillerson forma parte del comité ejecutivo del Instituto Norteamericano del Petróleo. Es también miembro del Consejo Nacional de Petróleo, del Consejo Empresarial para el Entendimiento Internacional y del Comité de Emergencia para el Comercio Norteamericano.
El 30 de septiembre de 2012, el mandatario ruso, Vladímir Putin, condecoró a Tillerson con la Orden de la Amistad por su aportación en el desarrollo de la cooperación entre Rusia y EEUU. Por este hecho, algunos medios le han colgado a Tillerson el calificativo de 'amigo de Rusia'.
¿Boris Johnson no es de fiar?
Es de suponer, asegura el analista Vladímir Ardáev, que Occidente quiere traer al país eslavo una posición unificada, y no las ideas de EEUU o el Reino Unido por separado. En ese sentido, demuestran no querer caer en contradicciones. De ahí que la persona elegida como punta de lanza de las negociaciones sea Tillerson y no Johnson.
Diferentes voces
En ese sentido, es curioso que diferentes voces dentro de la Administración Trump tengan posiciones tan contrarias con respecto a Bashar Asad y Siria.
La embajadora de EEUU ante la ONU, Nikki Haley, aseguró, por ejemplo, que una solución política para Siria será imposible mientras Bashar Asad permanezca en el poder.
"Hay varias prioridades, deshacernos de Asad no es la única: primero, intentamos derrotar a Daesh —autodenominado Estado Islámico, proscrito en Rusia y otros países—; segundo, no habrá paz en Siria mientras Asad permanezca ahí; tercero, hay que eliminar la influencia iraní; y, finalmente, avanzar hacia una solución política, pues la situación es muy complicada", comentó la embajadora.
Por su parte, el propio Tillerson aseguró que la mayor prioridad para EEUU en Siria es el derrocamiento del grupo terrorista Daesh, mientras que el proceso para la solución política en el país requerirá la participación del presidente sirio, Bashar Asad.
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El secretario de Estado norteamericano aseguró, además, que la participación de Rusia es vital para desembrollar la situación en Siria y consideró improbable una respuesta del Kremlin contra Washington por el ataque de EEUU contra la base aérea siria.
"No veo razones para recibir una respuesta, porque los rusos no fueron el objetivo de este ataque concreto; se trató de una ofensiva muy selectiva, proporcionada y determinada en respuesta al ataque químico; Rusia nunca fue el objetivo", subrayó Tillerson en una entrevista con el canal CBS.
El responsable de Exteriores añadió que EEUU espera lograr "impedir la continuación de la guerra civil y sentar a las partes [en conflicto] a la mesa, además de iniciar el proceso de discusiones políticas". "Es evidente que esto requiere la participación del régimen [de Asad]", expuso.
Curiosamente, explica Ardáev, el secretario de Exteriores británico, Boris Johnson, declaró que Washington puede realizar nuevos ataques contra Siria.
Más aún, el canciller británico, según el diario The Sun, planea en la reunión del G7, prevista para los días 10 y 11 de abril, exigir el endurecimiento de las sanciones contra Rusia para que Moscú deje de apoyar el régimen del presidente sirio y retire sus tropas del país árabe, teniendo en cuenta los recientes acontecimientos.
Además, según la versión de Ursula von der Leyen, ministra de Defensa de Alemania, el ataque contra Siria estaba 'dirigido' al presidente de China, Xi Jinping, con el que Trump se encontraba reunido en Florida el día del lanzamiento de los 59 Tomahawks.
Según la responsable política germana, Trump dio a entender a su invitado chino que EEUU es el único país capaz de frenar al peligroso vecino de Pekín: Corea del Norte.
En ese sentido, es de esperar que Tillerson sea el encargado de aglutinar todas las voces occidentales y traer una sola a Moscú. Pero, ¿cómo sonará esa voz?
¿Acuerdo o ultimátum?
Tillerson se propone hablar en la capital rusa de la responsabilidad del país eslavo en la destrucción de las armas químicas en Siria, asegura Ardáev. Sin embargo, está lejos de querer echarle toda la culpa a Rusia por el supuesto ataque químico perpetrado en Idlib.
"No elucubro sobre la complicidad [de Rusia en el ataque], pero está claro que ellos han sido incompetentes y tal vez simplemente fueron engañados por los sirios", señaló Tillerson a ABC News.
Aun así, el responsable de las relaciones internacionales de EEUU enfatizó que lo más importante son las conversaciones con la diplomacia rusa.
"Espero que podamos celebrar consultas constructivas con las autoridades rusas, con el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, y que su país apoye el proceso que podrá conducir a la estabilización en Siria", resaltó.
Lo más notorio, explica Ardáev, son las diferencias en las narrativas de Tillerson y otros representantes del G7. La reunión de los titulares de Exteriores del G7 en Lucca (Italia) del 10 y 11 de abril podría definir la posición de Tillerson con respecto a Moscú.
The Telegraph, por ejemplo, cree que el G7 le ofrecerá un acuerdo en forma de ultimátum a Vladímir Putin: el regreso de Rusia a un posible G8 a cambio de que Moscú deje de apoyar a Asad y se retire de Siria. A la vez, Occidente se olvidaría de Crimea y la situación en Ucrania. En caso de negarse, apunta el diario, las sanciones contra el país eslavo se intensificarían, así como su aislamiento a nivel internacional.
De cualquier manera, esto son solo suposiciones. Lo que pasará una vez que Tillerson llegue a Moscú está todavía por ver.