Así resumía el Ministerio de Exteriores ruso en un comunicado la última acción norteamericana en Siria contra el Gobierno legítimo de Asad.
"EEUU tomó la decisión de atacar a Siria antes de los sucesos en Idlib que se utilizaron como pretexto para una demostración de fuerza", reza el documento.
Según el citado ministerio, no se entiende cómo EEUU achaca el suceso a Damasco, después de que la OPAQ (Organización para la Prohibición de Armas Químicas) verificara en su momento la destrucción del arsenal químico de Bashar Asad.
En la misma línea se pronunció el embajador sirio en Rusia, Riad Haddad, que explicó a Sputnik que es un "pretexto inventado porque Siria y su Ejército están libres de armas químicas", además recordó que Siria "se unió a la OPAQ y esta organización confirmó que Siria cumplió todas las obligaciones respecto a la retirada de armas químicas".
Dinámica peligrosa
La respuesta inmediata de Rusia ha sido la anulación del memorando firmado con Washington que previene incidentes aéreos entre estos dos países.
Desde la portavocía de Exteriores, María Zajárova, habló de la peligrosidad que supone este nuevo contexto para la seguridad internacional y apuntó a que Washington tarde o temprano "tomará conciencia del carácter erróneo de esas medidas".
Desde el Gobierno sirio se dejó claro que la respuesta a EEUU se coordinará con Rusia.
"Todas las acciones se coordinan con la Federación Rusa", declaró el embajador sirio, Riad Haddad.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, habló de un "deterioro de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos" y expresó la esperanza de que "estas provocaciones no lleven a resultados irreversibles".
"Las relaciones están socavadas (…) sacaremos conclusiones respecto a las relaciones con EEUU", zanjó Lavrov.
El Consejo de Seguridad de Rusia en una reunión se mostró especialmente preocupado "por las inevitables consecuencias de estas acciones agresivas", sobre todo en lo que concierne a "los esfuerzos en la lucha contra el terrorismo".
Terrorismo gana terreno con ataque
"Esta agresión muestra que los norteamericanos apoyan a los cabecillas del EI y Al Nusra y pone de relieve la coordinación entre EEUU y estos grupos terroristas", aseveró.
El ataque de EEUU es una "respuesta a los recientes éxitos del Ejército Árabe Sirio", acotó el embajador.
Desde la portavocía presidencial también valoraron la acción de los estadounidenses como un guiño al terrorismo.
"El bombardeo norteamericano de hecho favorece a Daesh, el Frente al Nusra y otras organizaciones terroristas", dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
El Ministerio de Defensa ruso a través su portavoz, Ígor Konsahénkov, corroboró que "inmediatamente después del ataque de misiles contra la base aérea siria, las formaciones Daesh y Frente Al Nusra lanzaron una ofensiva a gran escala contra las posiciones de las tropas sirias".
Las mismas técnicas de engaño
"Las administraciones de EEUU cambian, pero los métodos de lanzar una guerra siguen siendo los mismos desde el tiempo de Yugoslavia, Irak y Libia", dijo Konashénkov.
También retó a EEUU a que presente las "pruebas irrefutables que tienen de que el Ejército sirio utilizó armas químicas en Jan Sheijun".
El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, evocó el fantasma de la invasión de Irak debido a que el ataque es otro "acto de agresión con un pretexto ficticio".
"Volvieron a explotar las fotografías de niños y los testimonios de diversas ONG, incluyendo a los granujas de los llamados Cascos Blancos que se dedican a diversos montajes para provocar acciones contra el Gobierno de Siria", indicó.
Más de una década después de la invasión en Irak, recordó Lavrov, el entonces primer ministro británico Tony Blair "admitió que habían cometido un embuste, engañando a todos" con datos de inteligencia erróneos sobre las armas de destrucción masiva de Sadam Husein.
"No sé cuándo nos tocará conocer toda la verdad sobre la toma de decisiones en esta situación, acerca de los ataques a Siria, pero pienso que debemos exigir esa verdad y lo haremos", aseguró.
En la madrugada de este viernes, EEUU lanzó 59 misiles de crucero Tomahawk desde sus buques de guerra emplazados en el Mediterráneo contra la base aérea de Shairat en la provincia siria de Homs.
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El ataque, que costó la vida a cinco militares y dos civiles, supone una represalia al uso de armas químicas en Jan Sheihun del que Washington y sus aliados occidentales culpan a Damasco.