El emplazamiento elegido para su ubicación, un antiguo palacete situado en la calle Novinski, en el centro de la ciudad y muy cerca de la Embajada de EEUU, fue fruto de una intensa búsqueda. "Está bien situado y, sobre todo, bien comunicado, lo cual en Moscú es lo más importante", afirma Murcia.
"Desde 2002 hasta ahora ha tenido una evolución interesante. Es uno de los centros más grandes de la red de institutos del Instituto Cervantes", explica el director del centro, que se hizo cargo de la institución en el 2014, después de dirigir los Cervantes de Varsovia y Cracovia. El centro en Rusia es, además, uno de los más activos: "Probablemente es uno de los pocos del mundo que abre los siete días de la semana y tiene clases desde las 9.00 de la mañana hasta las 10.00 de la noche todos los días".
El Cervantes se ocupa de la difusión de la lengua y la cultura en español —y de otras lenguas cooficiales del Estado español, de hecho el centro de Moscú ha acogido cursos de catalán e incluso de gallego—, de la actividad cultural y de gestionar la biblioteca Miguel Delibes, que cuenta con 30.000 volúmenes en español, un espacio "de carácter eminentemente público".
"La sala de lectura es una sala a la que puede llegar cualquier persona, pedir un libro y sentarse, leer, estudiar…", comenta Murcia.
¿Por qué los rusos quieren estudiar español?
A la pregunta de qué tiene nuestra lengua para despertar tanto interés entre los rusos, Abel Murcia responde que "somos una de las grandes lenguas de cultura del mundo, tiene en torno a 500 y 550 millones de hablantes, es hablada en 20 países… desde el punto de vista del comercio, turismo, cultura… no necesitamos ninguna justificación". Cada persona puede encontrar un motivo para iniciarse en una determinada lengua, pero actualmente los argumentos 'pragmáticos' también pesan a la hora de elegir el español.
Instituto Cervantes de… ¿San Petersburgo?
"Se hace difícil decir que no está justificado abrir un centro en una ciudad. ¿San Petersburgo? Está justificadísimo, pero si pensamos que en Asia tenemos 5 o 6 [centros] o que en África subsahariana tenemos el aula de Dakar y ya está…", comenta Murcia, que aboga por que el centro tenga presencia en otras localidades rusas mediante otras fórmulas, como a través del entorno digital o de los centros acreditados.
Más allá de San Petersburgo, el instituto también ha colaborado con exposiciones itinerantes a lo largo y ancho del país, "pero esto está siempre sometido a la realidad de las posibilidades económicas, que en un país como Rusia es tanto más complicado. Si Moscú ya es grande, Rusia es enorme, es infinita, por decirlo de alguna manera".
La 'casa común' de la cultura hispanoamericana
El director del Cervantes destaca que Moscú es "una de las pocas ciudades del mundo en la que hay presencia de todas las Embajadas de los países hispanohablantes" e insiste en que el centro es "como una casa de todos, en la que cualquier Embajada de un país hispanohablante puede llamar a nuestra puerta y decir 'tenemos intención de hacer tal acto'. En función de la disponibilidad de espacios que tengamos hemos estado siempre abiertos". "Pueden entrar como entras en tu casa. Y esto es algo más que una declaración de intenciones", añade.
El DELE, desde Moscú hasta Biskek, pasando por Ulán-Udé
Retos de futuro
Abel Murcia resta importancia a la cifras de, por ejemplo, unas 4.500 matrículas anuales en el centro de Moscú, pero sí que destaca el posicionamiento de la institución entre la sociedad civil rusa.
"Tradicionalmente el Cervantes de Moscú se ha apoyado y ha apoyado a numerosísimas instituciones del ámbito cultural y académico en Moscú, y eso nos da una visibilidad sumamente importante".
Preguntado sobre el futuro, Murcia destaca que, "cuanto más profundicemos en ese diálogo permanente con la sociedad civil rusa y en entendernos más y mejor, estaremos en el buen camino".
"No vamos a entendernos en todo, eso es imposible. Eso es imposible aquí [en Rusia] y en nuestro propio país, pero seguro que hay muchas cosas que podemos hacer juntos y el estar abierto a eso es para mí la línea vertebradora del Cervantes de Moscú", concluye.
Orígenes del español y el hispanismo en Rusia
Sin embargo, la situación está cambiando y el español —junto al chino— ya forma parte de la Olimpiada escolar rusa, una competición académica que mide los conocimientos de los mejores estudiantes del país, destaca.
Pigariova considera que el comienzo del hispanismo —y de algún modo el inicio de la andadura del español y la cultura española— en Rusia se inició en el año 1937, cuando, "con motivo del 20º aniversario de la Revolución de Octubre, la República española donó a la Unión Soviética 1.500 libros, en lo que se llamó la 'donación del pueblo español'". Aquello sirvió como base para posteriormente formar a toda una generación de hispanistas rusos.
La guerra civil española supuso un nuevo impulso al estudio del español porque "fue un suceso vivido por todo el país como algo propio". Además, la huella de muchos niños y niñas de la guerra llegados de España a la URSS ayudó también a sentar las bases del estudio de esta lengua en el país eslavo, dado que muchos de aquellos niños acabaron siendo brillantes pedagogos.