Según las estimaciones preliminares de la OCHA, del 1 de enero al 3 de febrero fallecieron al menos 12 civiles, otros 51 resultaron heridos; la mayoría de estas víctimas —siete muertos y 41 heridos— corresponde al período comprendido entre el 29 de enero y el 3 de febrero.
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El informe señala que que fueron dañadas líneas eléctricas en las localidades de Avdéevka y Górlovka, el suministro de agua a la ciudad de Mariupol, y se interrumpió el suministro de electricidad a la planta de tratamiento de aguas residuales en Donetsk.
Tanto los milicianos como el Ejército ucraniano denunciaron un drástico empeoramiento de la situación en Donbás a finales de enero.
El 31 de enero la ONU expresó su preocupación por la escalada de las tensiones en la zona de Avdéevka e instó a detener los enfrentamientos.
Más tarde, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó una declaración en la que pidió restablecer de inmediato el alto el fuego.
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El 3 de febrero el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, reiteró su preocupación por la escalada en el este de Ucrania y pidió a los bandos que respeten plenamente el régimen de cese del fuego y permitan el acceso a la zona del conflicto al personal humanitario.