En la relación bilateral de México y EEUU existe "una condición muy desequilibrada que es poco favorable para México", y las premisas del nuevo presidente de EEUU son falsas, dijo en entrevista el senador del Partido de la Revolución Democrática (PRD, centroizquierda).
"El ánimo de Trump se mueve sobre el principio de que los mexicanos nos estamos aprovechando mal de Estados Unidos, eso es falso", dijo el legislador de izquierdas que representa en el Congreso al conflictivo estado de Guerrero.
Si bien hay sectores en ambos países que no han tenido los beneficios contundentes requeridos de manera homogénea, "ambos países, como un todo, se han beneficiado de igual manera y de la misma proporción del libre comercio", afirma.
México debe construir una unidad nacional con una política de Estado ante Trump, "porque cuando hay un 'gandalla' —como se llama en México a un abusador con malas intenciones— que se encuentra con un conciliador, el abusivo y acosador nunca cede", ejemplificó el senador.
Evitar la incertidumbre
La inseguridad y la duda sobre el futuro de la relación sería atroz: "se extendería en el tiempo, hasta la conclusión definitiva de esas eventuales negociaciones de un nuevo tratado, hasta dos años por lo menos, porque el proceso para alcanzar un nuevo acuerdo no pueden ser rápido ni expedito", apunta.
Si México aceptara abrir un periodo de incertidumbre de esa naturaleza, "la consecuencia sería una serie de caídas de las inversiones y de la economía" en el país latinoamericano, anticipa.
Pero ese camino de controversia internacional "sería menos costoso que la incertidumbre de abrir una negociación dudosa por voluntad unívoca del nuevo presidente de EEUU", considera el congresista.
Beneficio desigual, cambio estructural
Al igual que en EEUU, el libre comercio de más de dos décadas permitió que distintas regiones pudieron desarrollarse más, por ejemplo las favorecidas por la industria automovilística mexicana.
"Pero en otras regiones de México, como el estado que yo represento, Guerrero, hay una evidente falla que no se ha rectificado" admite.
Pone como ejemplo la falta de aprovechamiento de la infraestructura portuaria para la conectividad continental, y la falta de integración del empobrecido sur mexicano con el resto del país, para ilustrar la falta de distribución de los beneficios del TLCAN.
Si esos temas se hubiesen resuelto "el fenómeno migratorio no se habría intensificado tanto, con desplazamientos masivos desde los estados más pobres hacia los de mayor dinamismo y hacia EEUU, es una de las fallas estructurales del libre comercio actual", acota.
Trump ha legitimado un sentimiento antimexicano, al retratar a los migrantes como "violadores y criminales", al denostar el comercio de México con la potencia que ha sido su principal socio desde hace 120 años, y al calificar el TLCAN como "el peor acuerdo de la historia de EEUU".
En cambio, la inédita unanimidad que existe en todo México contra Trump, "debe generar que la nación mexicana unifique todo el capital económico, político, diplomático y cultural contra este nuevo paradigma, todos los poderes, toda la sociedad civil, las iglesias y el empresariado".
No es la convocatoria de un actor desgastado al final de su mandato, como sería el gobierno de Enrique Peña Nieto, "sino un esfuerzo por hacer que toda el agua corra sobre el mismo surco". Es decir, contra Trump, su gobierno y sus aliados.
Negociar en paquete
La estrategia debe ser una negociación en paquete, no fragmentada, sino que incluya todos los temas de la relación bilateral, no solo los que interesan a Trump.
"Además del tema comercial, debe incluir la seguridad, los derechos humanos, la diplomacia, el ambiente y la geopolítica, que incluya a Centroamérica como zona de influencia, y temas de gran interés latinoamericano".
Una postura dura es un riesgo, acepta Ríos Piter, "pero permitir el discurso instalado por el próximo presidente EEUU en contra del TLCAN es más peligroso, sin mencionar el racismo, la xenofobia, la misoginia, la homofobia, el antisemitismo".
México se debe preparar a las posibles represalias y contragolpes de Trump, si elige plantarse duro y firme, en vez de conciliador solo por una buena relación sin controversias: "Una respuesta débil e impopular en México no resistiría el poderío del vecino", alerta.
"Se debe adelantar que las amenazas y acciones de Trump son un acto hostil, de enemistad entre dos naciones que —luego de guerras e invasiones históricas— construyeron no solo un vínculo comercial sino una relación amistosa, es un costo político que debe pagar la nueva administración", a cambio de su popularidad entre su electorado.
México, finalmente, tiene un prestigio importante como nación, que encontrará aliados internacionales, anticipa: "Urge una estrategia integral con aliados autoridades y organismos civiles de EEUU que no comparten el discurso del nuevo gobierno, que se extienda al resto de América latina y el mundo", puntualizó.