Emmanuel Macron abarrota los auditorios, acapara las primeras páginas de los medios de comunicación y alarma a los favoritos para las elecciones presidenciales de esta primavera.
El fin del reino de François Hollande no puede ser más deprimente para los socialistas. Nadie apuesta ni un centavo en ver al campeón socialista disputando la final de las presidenciales en la segunda vuelta. No obstante, siete candidatos compiten en las elecciones primarias organizadas por el PSF por el dudoso honor de ser derrotado en la primera ronda de las presidenciales.
Estos siete aspirantes no solo arrastran el descorazonador legado de la era Hollande, sino que ven cómo Macron, otro "hijo político" del presidente y también exmiembro de los gobiernos de Hollande, se convierte en el personaje político de moda y aplasta a sus excompañeros en las preferencias de voto popular.
¿Quién es Macron?
Exministro de Economía del Gobierno Hollande (agosto 2014-2016), Macron fue, sin duda, el personaje más peculiar de su gabinete.
Fichado por Hollande en agosto del 2014, el CV de Macron rechinaba para los izquierdistas del partido, que se bloqueaban con la experiencia del nuevo y joven ministro como banquero de negocios de la firma Rothschild. Desde entonces, para sus detractores en la izquierda se convirtió en "Macron el banquero".
Macron se convirtió en un pararrayos para Hollande y su Gobierno. Intentaba impulsar la apertura hacia un liberalismo controlado. Era el portavoz de las ideas que los socialistas históricos no se atreven ni a mencionar. En resumidas cuentas, era el "ultraliberal [insulto supremo] del Gobierno Hollande". Por supuesto, para la patronal francesa (Medef), Macron es un ejemplo de socialista moderno. Fue uno de los que más ayudaron a implementar medidas de apoyo a los empresarios, pequeños, medianos y enormes.
De pararrayos a rompecabezas
Macron se convirtió en la mosca cojonera del Gobierno y empezó a cabrear a su papá político, Hollande, y a su jefe y luego gran rival, Manuel Valls. La mosca empezó a volar sola.
Según 'Le Monde', un día Valls le advirtió: "Ten cuidado. Te estás haciendo insoportable. Acuérdate del libro de Agatha Christie en el que todos los presentes dan una puñalada en la oscuridad. Te va a pasar lo mismo con tus colegas".
El mismo diario recoge los ataques cotidianos en público de Valls hacia su ministro: "Hay ministros jóvenes que comunican mucho".
Se buscan millionarios
¿Cuál era —es, más bien— el mensaje que comunicaba Macron?
"Hacen falta jóvenes franceses que quieran ser millonarios".
"Ya no se puede presentar a la izquierda como la extensión infinita de los derechos".
"Hay que revisar uno de los viejos reflejos de la izquierda que ve a la empresa como el lugar donde vivir la lucha de clases".
Y su epitafio para sellar su adiós al gabinete: "La honestidad me obliga a decir que no soy socialista".
Dialogar con Rusia
La política internacional no forma parte, de momento, del corazón de su campaña, centrada, obviamente, en asuntos internos. De sus declaraciones a la prensa extranjera y nacional se deduce que es un convencido europeista, a pesar de que los que así se definen, especialmente en Francia, no están muy a la moda. Antes del fin del asedio de Alepo-Este, Macron, crítico con el gobierno de Bashar Asad, defendía sin embargo que la prioridad en el conflicto sirio era la lucha contra Daesh y otros grupos islamistas, como Al Nusra. Es decir, no exigía la salida del poder del presidente sirio, como algunos de sus conciudadanos políticos y defendía el diálogo con Rusia.
A por todas
Macron defiende una vía política en la que el sentido común pueda unir a ciudadanos de izquierda, centro y derecha. No se trata de una nueva visión transversal o transideológica. Macron ha hecho en su persona el Bad Godesberg que el PSF no ha hecho, y en estos tiempos de populismo izquierdista o derechista, se atreve a alabar en el Hexágono lo que Gerhard Schroeder aplicó en Alemania, lo que Tony Blair acometió en la otra orilla del Canal de la Mancha, o lo que Felipe González llevó a cabo al otro lado de los Pirineos.
Para Macron, un candidato antisistema fiel producto del sistema, los conceptos izquierda y derecha están obsoletos. Para él, esa división se traduciría ahora en "progresistas y conservadores". Progresistas, para él, son los que quieren cambiar las cosas. Conservadores, tanto los militantes de izquierda y derecha que quieren mantener las viejas estructuras políticas y sindicales.
Todos contra él
Le atacan, luego le temen
De momento, a Macron no le han concedido ningún premio Nobel, pero ya en 2016 fue elegido personaje político del año en su país.
Muchos empiezan a temer o a esperar que este nuevo año las urnas le otorguen un premio más importante.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK