El expresidente Nicolas Sarkozy permaneció en silencio hasta el domingo siguiente al atentado, pero desencadenó las críticas más feroces contra la política antiterrorista del Gobierno.
Tema: Atentado en Niza (2016)
Asimismo, el exjefe de Estado señaló la absoluta necesidad de reorganizar y unificar los servicios de inteligencia y de crear una eficaz unidad de inteligencia en las cárceles, donde, dijo, hay que aislar a cada individuo condenado por terrorismo o colaboración con Daesh (autodenominado Estado Islámico).
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Sarkozy manifestó también que los prefectos (delegados del Gobierno en las regiones) deberían tener el poder de expulsar a los imanes radicales y cerrar los lugares de culto salafista.
Colaboración con Rusia
En un inusual comunicado conjunto, el primer ministro, Manuel Valls, y el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, respondieron ipso facto a Sarkozy rebatiendo sus críticas punto por punto y asegurando que nunca hasta ahora ningún Gobierno había hecho tanto en contra el terrorismo como el socialista.
El Elíseo y Matignon —sede del presidente y del primer ministro respectivamente— están furiosos a causa del aluvión de críticas lanzadas por la oposición. Pero la inminencia de las primarias en los partidos socialista y en los republicanos, añadido a la ya comenzada precampaña para las presidenciales del año 2017, ha hecho aumentar las pujas para demostrar quién es el partido que mejor responde al problema número uno de Francia. Y los ataques no esperaron ni 24 horas tras la matanza de Niza.
Los diputados y responsables políticos de Niza y la región Alpes-Costa Azul se sentían más libres y justificados para ser algo más agresivos en los primeros momentos luego del atentado. El presidente de la región y exalcalde de Niza, Christian Estrosi, chupó cámara desde el momento del atentado, pues se encontraba en la zona del ataque. "Aunque no es el momento de polemizar" —aseguró— "me hago muchas preguntas. ¿Por qué horas antes del atentado Hollande anunció que se levantaba el estado de emergencia?" Estrosi censuró también el dispositivo de seguridad de la fiesta en el paseo de los Ingleses, en la ciudad que él ha regido durante años. Aseguró, además, que el día antes de la masacre, envió al presidente Hollande una advertencia sobre la poca seguridad prevista para la fiesta del 14 de julio de Niza. Valls respondió más tarde que Estrosi nunca pidió anular el evento.
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Fillon, ex primer ministro de Sarkozy y también con fama de frío, aportó su carbón al fuego de los ataques contra Hollande afirmando que había que utilizar todos los elementos que el derecho francés proporciona para luchar contra el terrorismo.
Guaino, que también compite con Juppé, Sarkozy, Fillon y otros varios/as a las primarias de centroderecha, dijo hace pocos días que para su campaña se inspiraría en Donald Trump.
Complacencia con los Hermanos Musulmanes
Marine Le Pen, jefa del Frente Nacional (FN), el partido que encabeza los sondeos para la primera vuelta de las presidenciales del año que viene, fue la primera en reaccionar. A las seis de la mañana del viernes ya lanzaba su tuit: "la guerra contra el fundamentalismo debe empezar ya". Para Le Pen, "hay que tomar las medidas necesarias para prevenir, reprimir y erradicar el azote del terrorismo fundamentalista". Según ella, la guerra de la que habla Hollande todavía no ha comenzado en serio.
Mon analyse sur #NiceAttentat: il faut éliminer la menace islamiste et rétablir la sécurité en France! https://t.co/KoIrvecDOF #Nice06
— Marine Le Pen (@MLP_officiel) 16 de julio de 2016
El número dos del FN, Florian Philippot, fue algo más concreto que su jefa y se manifestó contra lo que él considera como complacencia del Gobierno con los Hermanos Musulmanes y con la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia (UOIF), una entidad musulmana radical tolerada en el país.
Así pues, la primera etapa política del día después del 14J acaba en un 'sprint' a codazos políticos buscando ir a rebufo del camión del asesino, para llegar a la meta electoral del año que viene.
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La opinión pública, por su parte, también se manifiesta. Según un sondeo de la empresa IFop, seis de cada diez franceses no tienen confianza en la política antiterrorista del presidente Hollande. Más del 80% están dispuestos a renunciar a parte de sus libertades para frenar al terrorismo islamista.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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