Desde hace muchos años, tanto los gobiernos como los nutricionistas nos han convencido de que una dieta llena de grasas es mala para la salud, mientras que la reducción drástica de calorías seguramente llevará a una rápida pérdida de peso. No obstante, Greyshott Spa, ubicado en las afueras de Londres, desafía los pilares de lo que consideramos una dieta sana.
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"La grasa es buena y contar calorías es una pérdida de tiempo", aseguró la jefa de nutrición de Grayshott Spa, Stephanie Moore, citada por The Financial Times.
Su finalidad es cambiar a largo plazo los hábitos alimentarios para reducir la ingestión de carbohidratos refinados, tales como el arroz blanco, las pastas y los cereales. Asimismo, se recomienda consumir el kéfir, el yogur y el kimchi debido a los beneficios que pueden aportar a nuestro microbioma —el conjunto de los microorganismos presentes en los ecosistemas del cuerpo humano—.
Según Moore, el programa, originalmente destinado para mejorar el sistema digestivo, ha resultado tener numerosos efectos secundarios beneficiosos. Así, además de perder cantidades sustanciales de peso, los pacientes experimentan una subida de los niveles de energía y el descenso de la presión arterial. También muchos logran reducir el uso de medicamentos para la diabetes o la hipertensión.
Además, los especialistas de Grayshott creen que este tipo de dieta puede ayudar a controlar algunas de las enfermedades de la civilización moderna como la diabetes tipo 2 e incluso la enfermedad de Alzheimer.
Tim Spector, profesor de epidemiología genética en el King´s College de Londres, indica que los argumentos de los médicos de Grayshott son respaldados por nuestra experiencia cotidiana de no lograr de perder peso por mucho que lo intentemos. A su juicio, el mito principal que hace falta desmentir es el temor a las grasas saturadas, presentes en abundancia en la leche, los quesos y la nata.
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Spector asegura que el impacto a largo plazo de una dieta alta en carbohidratos refinados y baja en grasas buenas es enorme. Según cree, las "epidemias" de hoy como la obesidad, la diabetes o la anorexia son producto de una alimentación errónea.