Una de ellas es la falta de hierro, la deficiencia nutricional más común en el mundo. Más del 30% de la población mundial sufre de anemia —tal y como se llama popularmente a la falta de hierro— según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los especialistas creen que el aumento de la ingesta de hierro puede proporcionar a las personas más energía si los niveles de este elemento en la sangre son bajos, incluso si la hemoglobina en sangre está por encima de los niveles que se considerarían insuficientes. Además, la falta de hierro, sin llegar al extremo de sufrir anemia, afecta a cerca de tres veces más personas que la propia anemia, según el medio.
¿Significa esto que debes tomar suplementos de hierro si te sientes cansado? No necesariamente: es importante consultar con tu médico y pedir un diagnóstico, ya que tampoco es deseable sufrir una 'sobredosis' de hierro.
La vitamina D se encuentra en los productos lácteos, el aceite vegetal, la mantequilla, las yemas de huevo crudas, los mariscos, el hígado animal y el pescado.
El cuerpo humano también necesita vitamina B12 para producir glóbulos rojos. Esta vitamina se encuentra en alimentos como la carne, los mariscos, los huevos y los productos lácteos.
Otro de los elementos que genera fatiga es el exceso de peso. Ello se explica porque el cuerpo de una persona obesa tiene que trabajar más duro para hacer las mismas cosas que una persona con un peso normal.
Hay vínculos todavía más sorprendentes entre el exceso de peso y el cansancio. Los expertos opinan que las células de grasa pueden liberar citoquinas químicas —producidas por los glóbulos blancos para ayudar a combatir las infecciones—, algo que, según algunos investigadores, está vinculado con mayores niveles de fatiga. Por último, la grasa corporal también libera leptina, una hormona que le dice al cerebro que el cuerpo tiene la energía suficiente. Recientes estudios han relacionado los niveles elevados de leptina con la fatiga.