A bordo del tren, que debía conectar Belgrado y Kosovska Mitrovica por primera vez desde 1999, se encuentran principalmente cargos públicos y periodistas.
Vucic acusó a las autoridades de Kosovo de impedir la reapertura de la comunicación ferroviaria, asegurando que ya había debatido el incidente con la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini.
Por su parte, el presidente kosovar, Hashim Thaci, cuestionó la decoración "nacionalista" del tren serbio y calificó su entrada en Kosovo como "provocativa" y "totalmente inadmisible".
Thaci afirmó además que en el tren viajaban altos funcionarios serbios que no tenían permiso de entrada en Kosovo.
Kosovo, antigua provincia serbia poblada mayoritariamente por albaneses, proclamó en 2008 una independencia que hasta diciembre de 2016 fue reconocida por más de 110 países.
Belgrado no reconoce la secesión kosovar, pero se vio obligado bajo la presión de Bruselas a iniciar negociaciones para normalizar las relaciones bilaterales.