Según el autor, desatar una guerra en Irak sin la autorización de la ONU supuso una agresión directa contra un Estado soberano. Por aquella invasión, EEUU ha pagado con las vidas de 5.000 de sus militares. Decenas de miles han resultado heridos o sufrido graves lesiones. Además, el precio de esta "corrección geopolítica" por parte de EEUU ha tenido el coste astronómico de 6 billones de dólares.
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"Mientras se producía la ocupación estadounidense [de Irak] se unieron 11 agrupaciones islamistas radicales distintas, lideradas por una escisión de Al Qaeda. Así fue como nació Daesh, organización terrorista proscrita en Rusia y otros países", apunta Jrolenko.
Asimismo, agrega que el nuevo Ejército de Irak, creado conforme a los estándares estadounidenses, no es capaz de proteger al país de los terroristas.
"De esta manera, surge la siguiente pregunta: ¿para qué destruyó EEUU el Irak de Sadam Husein?", se pregunta el experto.
El caos traído por EEUU
Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, EEUU, en el marco de su estrategia de Seguridad Nacional, declaró que la esfera de sus intereses era todo el mundo. En aquel momento, Irak se convirtió en uno de los blancos de Washington, dos años después del inicio de la operación militar estadounidense en Afganistán.
El autor prosigue afirmando que, tras haber ocupado Bagdad y haber derrocado al Gobierno iraquí, Washington descubrió que Irak no tenía armas de destrucción masiva ni daba cobijo a los terroristas de Al Qaeda. Sin embargo, la operación militar de EEUU no se detuvo.
Cuando los estadounidenses destruyeron el sistema de seguridad creado por el régimen de Sadam, los miembros de Al Qaeda empezaron a infiltrarse en el país.
"Irak se vio inundado por la violencia sectaria, atentados terroristas y enfrentamientos sangrientos. Además, existen pruebas de que EEUU utilizó en el país armas radiológicas", detalla.
Según Jrolenko, Washington asumía que la mayoría de los iraquíes daría la bienvenida a la invasión estadounidense, considerándola una liberación. Sin embargo, los militares de EEUU no lograron 'seducir a los iraquíes', ni tampoco conquistar Irak. Este error de cálculo de Washington les ha costado la vida a más de 500.000 personas.
La 'muerte del dictador' no marca el final de la guerra
Husein fue colgado unos minutos antes de la oración de la mañana, que marca el final del Ramadán. No obstante, su ejecución, "organizada según las reglas de Hollywood", no pudo humillar al expresidente de Irak, por el contrario, para algunos "lo convirtió en un héroe nacional y un mártir de la fe musulmana", enfatiza el experto.
"Fue una muerte que despertó en toda mi familia y todos aquellos que lo amaban y respetaban un fuerte sentimiento de orgullo", dijo Raghad, la hija mayor de Sadam.
La noticia de la muerte del líder iraquí envió un claro mensaje al mundo de que "la horca es la advertencia que Washington dirige a todos los líderes independientes".
Una estrategia incompleta
Sin embargo, desde 2001, EEUU "sigue dando muestras de una falta total de esperanza" en Afganistán y en otros países de la región, según el periodista.
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Además, en 2006, el expresidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, fue eliminado, según considera el autor. Cinco años más tarde, en 2011, el líder libio Muamar Gadafi fue brutalmente torturado hasta la muerte. La lista de líderes nacionales ejecutados por iniciativa de EEUU y el número de Estados destrozados por Washington sigue creciendo cada año.
"Los estadounidenses no son capaces de anticipar y controlar las consecuencias de sus acciones en los países del llamado Tercer Mundo", apunta.
Y ahora, 13 años después de la llamada "liberación de la dictadura", el nuevo Ejército iraquí intenta liberar la ciudad de Mosul, ocupada por los extremistas de Daesh, en cuyas filas están muchos exsoldados de las antiguas Fuerzas Armadas iraquíes desmanteladas por EEUU.
"EEUU, que quiere para sí el dominio mundial, es geopolíticamente ineficaz. Su castillo de naipes en Oriente Próximo se está cayendo a pedazos. Washington no es capaz de terminar una guerra y conservar su buena reputación e influencia", concluye Jrolenko.