"La actual situación que vive Oriente Medio y África es un ejemplo claro de la injerencia desacertada en los asuntos de los estados soberanos", dijo Narishkin este miércoles en el Foro Internacional dedicado al legado del destacado diplomático ruso Evgueni Primakov, fallecido en 2015.
Siria, Irak, Yemen, Afganistán, Libia y Sudán son algunos de los países de una larga lista de estados intervenidos.
Siria vive desde 2011 un conflicto en el que el Ejército gubernamental se enfrenta a grupos armados de la oposición, apoyados por varios países occidentales, y organizaciones terroristas, entre ellas Daesh (autodenominado Estado Islámico) y el Frente al Nusra (actualmente, Fatah al Sham), ambas proscritas en Rusia.
En Mosul las tropas iraquíes con el apoyo de las milicias kurdas llevan a cabo una operación contra Daesh.
Yemen desde 2014 es escenario de violentos enfrentamientos entre los rebeldes hutíes del movimiento chií Ansar Ala y los partidarios del expresidente Alí Abdalá Saleh, por una parte, y las fuerzas leales al presidente legítimo Abdo Rabu Mansur Hadi, por otra.
El último bando recibe desde marzo de 2015 el apoyo de una coalición de países del Golfo Pérsico y África del Norte encabezada por Arabia Saudí.
Libia atraviesa una profunda crisis desde 2011, año en el que fue derrocado y asesinado Muamar Gadafi, quien gobernó el país durante varias décadas.
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EEUU realiza en Afganistán una operación antiterrorista desde 2001 y actualmente mantiene cerca de 9.000 soldados en el país centroasiático que es sacudido por frecuentes ataques del movimiento Talibán y el grupo terrorista Daesh.