De acuerdo con el mandatario, "la hostil política" empleada por las autoridades israelíes no es motivo suficiente para influir en la opinión pública en Siria.
Agregó que los países del golfo Pérsico —Arabia Saudí y Catar— llegaron a ser una de las principales razones de la superioridad de Israel en la región. El mandatario sirio también reconoció que son las autoridades de estos países —y no sus habitantes— los que "se consideran los enemigos de Siria", mientras que Tel Aviv sigue siendo el único enemigo de Damasco, concluyó.
La tensa relación entre Israel y Siria se debe a la disputa que mantienen por los Altos del Golán. Esta estratégica meseta, ubicada en la frontera entre Israel, Líbano, Jordania y Siria, pertenecía a Siria desde 1944, pero pasó parcialmente a manos israelís durante la guerra de 1967, también conocida como la Guerra del Yom Kipur. En 1981, el Knéset —Parlamento de Israel— decidió unilateralmente declarar la soberanía del país hebreo sobre este territorio.
Sin embargo, la resolución 497 del Consejo de Seguridad de la ONU, en 1981, calificó la meseta como un territorio sirio ocupado. La ocupación israelí fue igualmente condenada por la Asamblea General de la ONU en 2008. A pesar de los intentos de diálogo, la devolución de estas tierras a cambio de la firma de paz entre Siria e Israel nunca ha llegado a concretarse.
Los últimos intentos de negociación tuvieron lugar en 2008, con la mediación de Turquía, pero de nuevo fueron infructuosos. En aquella ocasión Israel mostró su descontento por las relaciones cercanas de Bashar Asad con Teherán y con la organización libanesa Hizbulá.