"El colapso de la Unión Soviética fue algo catastrófico para los países de América Latina. Estados Unidos quedó posicionado como el gran imperio. Comenzaron a sonar voces como la de Francis Fukuyama proclamando el fin de la historia por el triunfo del capitalismo", dijo a Sputnik Moisés Rocha, secretario de Relaciones Internacionales del Partido Comunista peruano.
"Se dañó la credibilidad de la izquierda que había prometido la creación del nuevo hombre. Esto dura hasta la actualidad, donde vemos que hay muchos partidos que quedaron marginalizados. Se perdió la lucha ideológica frente a la derecha. Fue una situación delicada para todo el espectro izquierdista regional", aseguró.
Sin embargo, algo creció de entre las cenizas. Para Rocha, tiempo más tarde surgió una oportunidad: la de repensar el proyecto. Ese momento llegó con el Foro de São Paulo, fundado por el Partido de los Trabajadores de Brasil en 1990 para reunir esfuerzos y debatir sobre el escenario internacional tras la caída del Muro de Berlín y las consecuencias del neoliberalismo para Latinoamérica y el Caribe.
"En el momento en que se estaba derrumbando el sistema socialista surgió este espacio político donde todos los partidos de izquierda tienen cabida. A partir de ahí, y con el gran ejemplo de Cuba, pudimos recobrar nuestras fuerzas y ganar una gran cantidad de gobiernos", indicó Rocha.
"El socialismo no es calco ni copia. Cada país, cada pueblo, tiene sus propias experiencias y realidades. La revolución socialista del pueblo soviético fue algo extraordinario para Latinoamérica y el mundo porque nos permitió pensar en formas alternativas nuestra realidad. Comenzó un proceso irreversible y ese fue su mayor legado. A 25 años de su disolución eso está más claro que nunca", concluyó.