Desde el inicio de la campaña antiterrorista en Siria, Washington ha culpado a Moscú de bombardear hospitales e infraestructura civil. Diferentes autoridades e instituciones rusas han pedido en múltiples ocasiones mostrar públicamente cualquier tipo de pruebas para iniciar una investigación al respecto, pero nunca han obtenido respuesta.
Pero no hay mal que por bien no venga. Según contó la propia periodista de RT, Gayane Chichakyán, después del acontecimiento otra representante del Departamento de Estado, Elizabeth Trudeau, le pidió disculpas por el suceso y se comprometió a "proporcionar las direcciones concretas de los hospitales que Washington considera que han sido atacados".
Ataques confirmados — culpables sin encontrar
Para más información, Jasarevic proporcionó los contactos de Mohamad Katoub, que resultó ser el gerente jurídico de la oficina turca de la Sociedad Médica Sirio-Americana. Precisamente, Katoub, confirmó que la información brindada por el Departamento de Estado proviene de la institución que representa.
"Sabemos por nuestros 170 empleados en el lugar que los hospitales fueron destruidos mediante ataques aéreos ", indicó Mohamad Katoub.
Hasta ahora tanto la OMS, como la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, no han respondido a la petición de proporcionar algún tipo de material fotográfico o vídeos que muestren el momento, o las consecuencias de los ataques.
Para más información, Sputnik contactó con la oficina regional del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Damasco. En esa organización confirmaron que al menos dos hospitales al este de Alepo, Al Ansar y Atareb, habían sido atacados el 14 de noviembre, sin embargo no podían confirmar que se tratase de ataques aéreos.
"No contamos con ninguna información adicional sobre estos dos hospitales, excepto que han sido completamente destruidos. No podemos establecer si fueron destruidos como resultado de un ataque aéreo o no", recalcó la secretaria de prensa de CIRC en Damasco, Inji Sidki.
Terreno de nadie
Las hospitales atacados se encuentran en territorio controlado por diferentes grupos extremistas, en particular el Frente Fatah al Sham, ex Al Nusra.
Mientras tanto, el portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, el mayor general Ígor Konashenkov, indica que Moscú ha pedido en reiteradas ocasiones a los países de Occidente y a las organizaciones internacionales, que le proporcionen alguna información acerca de los hospitales y las escuelas en las zonas controladas por rebeldes, pero "la respuesta siempre es la misma: esa información nadie la tiene".