Un reporte de la petrolera estatal que durante casi ocho décadas fue un monopolio, terminado con una apertura a la inversión privada y extranjera, en marcha a partir de julio de 2015, constata que el décimo productor mundial petrolero se quedó unos 700.000 barriles diarios abajo del Plan de Negocios 2012-2016, en los primeros cuatro años del Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018).
México también se propuso aumentar la exportación petrolera de 1,27 millones de b/d, pero el registro en 2016 es de 1,15 millones b/d.
Las primeros contratos con inversores privados y extranjeros suman unos 7.000 millones de dólares y México espera más de 40.000 millones de dólares en las próximos concursos de contratos en aguas profundas, programados para diciembre, pero los primeros barriles de crudo de esas inversiones podrían demorar hasta 2018.
La caída en la producción que alcanzó su pico hace 12 años, cuando marcó los con 3,4 millones b/d en2004 —en el gobierno de Vicente Fox—, ha causado la reducción de la producción de refinados en las seis plantas del país latinoamericano.
Como resultado, las importaciones de gasolinas que eran casi la mitad, subieron a 63% del consumo nacional, pero la meta era bajarla a 36%, y producir el resto en el país.
La caída de los precios mundiales del crudo, menor inversión en exploración y desarrollo de estudios prospectivos, y la ausencia de nuevos descubrimientos están entre las causas del incumplimiento.
La producción mexicana petrolera caerá aún más a 1,9 millones de b/d en 2017, la cifra de extracción de hidrocarburos más baja en 37 años.
Pemex llegó a aportar casi 40% del presupuesto del gobierno federal durante una década, pero disminuirá el próximo año a solo 16%, según proyecciones oficiales, con un precio estimado de 42 dólares por tonel en 2017.