"Para Moscú y Washington no es nuevo hablar en un tono de voz elevado. Sin embargo, el espíritu imperante a día de hoy nos hace recordar las relaciones de otra época muy, muy oscura", comienza el analista.
No obstante, Fiódor Lukyanov señala que la trayectoria de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos después de la Guerra Fría es muy estable. Está ligada al ciclo electoral, dentro del cual puede haber fluctuaciones en ambas direcciones, pero al final de cada cuatro años normalmente hay un agravamiento.
Clinton y Yeltsin fueron sustituidos en sus puestos respectivos por George Bush y Vladímir Putin. Sin embargo, el esquema se repitió incluso de manera más marcada. Se inició con la simpatía mutua en la primera reunión en Liubliana (Eslovenia), una simpatía que fue en aumento desde septiembre de 2001, cuando Moscú y Washington eran casi aliados en la guerra contra el terrorismo. Pero luego, después de muchos altibajos, alcanzó su punto más bajo desde la Guerra Fría en 2008, en el momento del conflicto armado entre Rusia y Georgia, recuerda Lukyanov.
Barack Obama, primero con Dmitri Medvédev y luego Vladímir Putin, repitió la misma espiral, comenzando con un 'reinicio' de las relaciones y terminando con la sorpresa de Edward Snowden, el conflicto en Ucrania y la operación militar en Siria, que hicieron la brecha entre ambos países aún más insalvable.
El deterioro, etapa tras etapa, de la situación actual, ha desembocado en un grave peligro, y la razón del desencuentro es que el modelo de orden mundial elaborado hace 25 años se ha quedado obsoleto. "Pero, por ahora, gane quien gane los comicios, va a haber una breve pausa para respirar", concluye Lukyanov.