"La primera parte del siglo XXI sin duda ha sido la década ganada: los avances económicos, sociales y políticos no solo fueron muy positivos, sino históricos", dijo este miércoles el presidente de Ecuador, Rafael Correa, al inaugurar el III Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP), que se celebra hasta este viernes en Quito y en Guayaquil.
Conferencia magistral de @MashiRafael sobre la economía en tiempos de cambio
— Margarita Guerrero (@MGuerrero_31RC) 28 сентября 2016 г.
Inauguración #ELAP2016 @Elap_Ecuador pic.twitter.com/H8AkN1K6rY
Estos avances, añadió Correa, "asombraron al mundo, y todo esto en un ambiente de soberanía, dignidad y autonomía".
Precisamente el Gobierno de Ecuador se ha embanderado con este concepto y el lema de "La década ganada" acompaña la publicidad oficial de sus principales ministerios.
Década ganada/década perdida
Con una fuerte participación del Estado, decenas de millones de personas abandonaron la pobreza y accedieron a prestaciones básicas de salud, educación y protección social, en un proceso de "inclusión" marcado por su ingreso al mercado de consumo.
Según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), publicado este año, 72 millones de latinoamericanos salieron de la pobreza entre 2003 y 2013, mientras que 94 millones ingresaron a la clase media.
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Gracias al boom de las materias primas agrícolas y mineras en el caso de algunos países, a los elevados precios del petróleo en el caso de los exportadores de crudo, y a la llegada de inversión directa extranjera, las administraciones progresistas que dominaron el mapa político de la región vieron un incremento exponencial de sus reservas.
En este escenario se acuñó el término "década ganada", en clara contraposición a la "década perdida", como se llamó el período en que predominaron las políticas neoliberales en la región, durante los años 80 y 90 y que derivó en graves crisis económicas en varios países a fines del siglo pasado.
Década desperdiciada
El mismo informe del PNUD alerta del peligro de que entre 25 y 30 millones de personas que lograron salir de la pobreza en los últimos años vuelvan a caer en ella.
"Un mayor crecimiento económico no conduce necesariamente a generar un mayor progreso social: tenemos que tener políticas diferentes, también en un momento en que se agotan los recursos fiscales para expandir las redes de protección social", sostiene el documento.
El enlentecimiento de las economías, por el descenso del precio del petróleo y las materias primas, y las bajas perspectivas de crecimiento para los próximos años acompañan "el fin del ciclo progresista" y el ascenso de nuevas derechas con la promesa de "gestionar" de manera más eficiente los recursos de sus respectivos países.
Una característica de estos sectores es que intentan desmarcarse de sus antecedentes neoliberales y prometen mantener las políticas sociales insignia de la izquierda, augurando el posible comienzo de un nuevo ciclo político en la región.