Sin embargo, para la constitución oficial del consorcio, era necesario el consentimiento de una serie de reguladores antimonopolio europeos, como el de Polonia, Uokik, pese al hecho de que el Nord Stream 2 no transcurre a través del territorio del país ni tampoco atraviesa su espacio acuoso.
Los funcionarios polacos se manifestaron en contra de la construcción de la tubería, bajo el pretexto de que "el gasoducto podría fortalecer la dependencia de la UE del gas ruso y consolidaría la posición dominante de Gazprom en el mercado europeo", subraya el artículo del Financial Times.
Finalmente, el 22 de julio, el regulador antimonopolio de Polonia se negó a la construcción del Nord Stream 2. Polonia teme que el pacto restrinja la competencia en el país ya que Gazprom ocupa una posición de dominio en el abastecimiento de gas.
De este modo, Polonia está tratando de retrasar el proceso de organización del consorcio, opina la analista de Vygon Consulting, María Belova, entrevistada por el diario Vedomosti.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia calificó la decisión de Uokik como una decisión meramente política.
"No es una decisión dictada por razones económicas, los mismos polacos lo entienden muy bien", declaró el director del Departamento de Cooperación con Europa del Ministerio ruso de Exteriores, Andréi Kelin.
Por su parte, las empresas europeas siguen manteniendo grandes expectativas con el gasoducto: "Todos los participantes consideran que el proyecto tiene una gran importancia para el sistema energético de Europa y cada uno de ellos tratará de encontrar caminos alternativos para contribuir a su implementación", dice un comunicado de prensa conjunto emitido por los representantes de las compañías de energía involucradas.