
El ministro opinó que la UE había cometido un error años atrás cerrándole las puertas a Turquía, porque aquella decisión no ayudó a que se desarrollara de forma positiva, pero reafirmó que es "necesario rechazar cualquier involución autoritaria con la misma claridad con que hemos rechazado la intervención militar.
"Pienso que es al contrario, cualquier desviación en el sentido antidemocrático tendrá consecuencias negativas para el acuerdo sobre los refugiados. A este respecto Italia siempre ha denunciado cierta miopía europea", dijo Gentiloni al recordar que "hubo un tiempo cuando todo el mundo veía en el experimento turco un posible modelo de islam moderado y democrático, merecedor de mayor apertura y estímulo".
El jefe de la diplomacia italiana expresó la esperanza de que la UE no aplique la misma política miope con respecto al ingreso de Serbia.
Para Gentiloni, Europa está viviendo "una tormenta perfecta".
"La votación por el Brexit, el fallido golpe de Estado en Turquía, los ataques yihadistas son amenazas entrelazadas", apuntó.
En esta situación, el ministro sugirió "primero, no renunciar al proyecto europeo; segundo, trabajar con EEUU para implicar a Rusia; y, tercero, derrotar el terrorismo sin cruzadas ni ilusiones militares".
Desde 1999 Turquía es candidata al ingreso en la UE y entabló negociaciones formales para la incorporación en 2005.
Hasta la fecha, las partes lograron acuerdo en 14 de los 35 capítulos que se prevén en el proceso de negociación. Otros 4 siguen siendo objeto de conversaciones y 17 están congelados.
Actualmente, Turquía se está recuperando de un intento de golpe militar que se saldó con 232 muertos y más de 1.500 heridos, según los últimos datos oficiales.
Una vez aplastado el motín, el Gobierno turco inició purgas en el Ejército, otros organismos de seguridad y del poder judicial para descubrir a los seguidores del clérigo islamista Fethullah Gulen a quien indica como impulsor de la intentona y cuya extradición exige a EEUU. Gulen niega esas acusaciones.
Desde el pasado viernes en Turquía fueron detenidos más de 7.500 sospechosos, en particular más de 6.000 militares.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y el primer ministro, Binali Yildirim, mencionaron la posibilidad de debatir en el Parlamento la reinstauración de la pena capital para los golpistas.