Irán, un país de más de 78 millones de habitantes, seguirá ejerciendo la gran influencia que ha tenido hasta ahora en la región, pero ya no lo hará como país proscrito sino como Estado aceptado por la comunidad internacional.
El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, llamó al ministro de Exteriores iraní, Mohamad Javad Zarif, al que conoce bien por las arduas negociaciones nucleares, y el asunto se resolvió en horas.
Aunque este acercamiento entre Teherán y Washington no es sinónimo de una total normalización de las relaciones de estos dos países, ni a partir de ahora van a ser los aliados más cercanos.
EEUU ha impuesto sanciones a once empresas e individuos iraníes por estar implicados en el programa de misiles balísticos de Irán.
Pero, a pesar de esto, se ha producido un cambio: ahora existe diálogo entre las dos potencias. Irán es atractivo para EEUU por razones políticas y económicas, ya que además de ser una potencia regional es un mercado emergente de millones de personas.
Washington considera que Irán es clave para solventar conflictos como los de Siria, Yemen e Irak y luchar contra la expansión del Estado Islámico (EI, Daesh en su acrónimo árabe, considerado terrorista por varios países, entre ellos Rusia).
Irán, la gran potencia musulmana chií de Oriente Medio, forma el eje chií junto al régimen de Damasco (chií que controla un país de mayoría suní), Irak (donde el 60 por ciento son chiíes) y el movimiento chií Hizbulá del Líbano.
Además, alentó la rebelión de los hutíes (chiíes) en Yemen y las protestas masivas en Baréin (de mayoría chií, pero controlado por una monarquía suní).
A partir de ahora, el apoyo iraní va a ser en cierta manera legítimo, ya que Irán deja de ser un proscrito a ojos de EEUU y Europa.
"Irán, con su nueva condición y el apoyo de Rusia en Siria va a aumentar su influencia en Oriente Medio, a nivel político, ideológico y económico", dijo a Sputnik Nóvosti el profesor Moshe Maoz, de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
El desbloqueo de miles miles de millones de dólares para Irán influirá también en el conflicto sirio.
Teherán tendrá más dinero para invertir en guerras e influencia.
El conflicto armado en Yemen tampoco terminará sin la voluntad de Irán, e Irak no se estabilizará sin tener en cuenta a los iraníes.
El acercamiento entre Teherán y Washington provoca un gran nerviosismo entre los grandes aliados de EEUU en la zona, Arabia Saudí (mayoría musulmana suní) e Israel.
Los americanos van a seguir manteniendo su compromiso de defender a los saudíes, pero estos están muy molestos por el perdón internacional a Irán, su gran enemigo regional, y lo leen como una pequeña traición americana.
Arabia Saudí —suní, principal exponente del wahabismo, rama del Islam que aplica la sharia de forma muy estricta- está inmerso también en la mayoría de conflictos que desangran a Oriente Medio.
En Siria, apoyan a los rebeldes suníes, entre ellos muchos grupos islamistas; en Yemen, están al lado del régimen suní y llevan meses bombardeando diversas zonas del país.
Israel, que ha mantenido una fuerte disputa con su amigo más allegado, EEUU, a causa del acuerdo nuclear iraní, asegura que el pacto y el levantamiento de sanciones darán a Irán la posibilidad de contar con más recursos "para financiar e terrorismo"; Arabia Saudí opina igual.
Lo único que une a saudíes, iraníes e israelíes es la lucha contra el EI, para la que EEUU los necesita a todos: los saudíes apoyan a la coalición internacional contra el EI en Irak y los iraníes combaten con fuerzas iraquíes.