Las autoridades han desplegado para esta segunda vuelta presidencial las mismas medidas de seguridad que rigieron en los comicios del 25 de octubre, con la "intervención de 96.000 agentes de las fuerzas armadas, de seguridad federales y policiales para custodiar los 13.000 locales de votación", dijo a Sputnik Nóvosti el director nacional electoral Alejandro Tullio.
La apertura de los centros de votación se desarrolla con normalidad en todo el país, que disfruta este domingo de un clima soleado y templado, con una máxima esperada de 27 grados, que corresponde con el final de la primavera austral.
Según Tullio, se comenzarán a difundir los primeros datos de escrutinio a partir de las 19:30, cuando se estima "que se conocerán un 10 por ciento de los resultados", mientras una tendencia "firme y sólida se tendrá sobre las 22:30 (01:30 GMT del lunes 23), cuando se hayan procesado el 50 o 60 por ciento de los votos", indicó.
En caso de que los resultados estén muy reñidos, habrá que esperar algún tiempo más para conocer el nombre del nuevo presidente.
A raíz de un acuerdo entre los partidos, la Dirección Nacional Electoral decidió que la evolución de la carga de los datos sería pública, y a medianoche habrá terminado el escrutinio primario.
Las rutas troncales de traslado de las urnas son monitoreadas por GPS en tiempo real y hay fiscales de las fuerzas políticas en todas las mesas de votación y los habrá también en cada uno de los 235 centros de transmisión digital.
Macri versus Scioli
El opositor Macri, favorito según los sondeos, puede desbancar al peronismo de centroizquierda que gobierna este país desde 2003 y que aspira a prolongarse de algún modo en un eventual Gobierno de Scioli.
Ha ganado soltura en las últimas semanas de campaña tras la primera vuelta del 25 de octubre, en la que un Scioli ampliamente favorito acabó aventajándolo por apenas 2,93 puntos porcentuales.
Su experiencia política se concentra en dos períodos consecutivos como alcalde de la capital argentina.
Al frente de la alianza electoral Cambiemos, Macri ha alineado tras de sí aspiraciones diversas de un cambio de rumbo respecto de los últimos tres gobiernos que encabezaron Néstor Kirchner (2003-2007) y su esposa Cristina Fernández (2007-2015).
Pero poco se sabe sobre ese cambio, excepto que daría preponderancia al mercado como regulador de la economía y buscaría reducir el papel del Estado.
Una de sus primeras medidas será terminar con el control de cambios y de divisas, según él mismo ha anunciado.
Cuando anunció en 2013 sus aspiraciones presidenciales, Scioli había sido secretario de Turismo y Deportes del Gobierno de Carlos Menem (1989-1999), vicepresidente de Kirchner, estaba sólidamente instalado como gobernador de la provincia de Buenos Aires desde 2007 y ejercía la presidencia del Partido Justicialista, que hace parte de la coalición gobernante Frente para la Victoria.
Los 12 años de mandatos de Kirchner y Cristina Fernández dejaron a Argentina un crecimiento notable de las exportaciones y del Producto Interno Bruto, así como una reducción de la pobreza, pero la actividad económica ahora se ha frenado, con inflación elevada y escasez de divisas.
Ante este escenario, Scioli promete sostener las políticas sociales mientras opera una liberación gradual del control cambiario, aliviar el impuesto a las ganancias para los salarios más bajos y elevar las jubilaciones mínimas.
Además, promete que contará de inmediato con unos 20.000 millones de dólares de aportes externos para llenar las arcas del Banco Central.
Pero, siendo candidato del oficialismo, Scioli intentó diferenciarse del estilo confrontativo de la presidenta Fernández poniendo énfasis en su imagen componedora y dispuesta al diálogo.
Una administración de Macri será volver al ajuste fiscal preconizado por el Fondo Monetario Internacional y aplicado en las décadas previas a la gran crisis financiera y económica de 2001, que desembocó en el cese de pagos y el hundimiento de la economía, ha argumentado Scioli.
Macri, en cambio, ha hecho hincapié en la necesidad de cambiar una administración desgastada por denuncias de corrupción y escaso control parlamentario.
Este domingo se cierra un ciclo electoral que comenzó en abril con las elecciones primarias para la alcaldía de la capital y continuó durante casi todo el año, con elecciones de gobernaciones en 21 de las 23 provincias, renovación parcial de la Cámara de Diputados y del Senado y comicios para elegir representantes al Parlamento del Mercosur.