La historia de otros países no existe hasta que retumba en la confrontación de los intereses de Estados Unidos
— Edward Said, 1935-2003
Todo salió a luz pública por una nota publicada por el periódico colombiano El Tiempo, anunciando la contratación por parte de Arabia Saudita de 800 ex militares colombianos para la participación en acciones militares en Yemen usando el uniforme saudita junto con soldados de los países miembros de del Consejo de Cooperación del Golfo. Eso despertó el asombro y atrajo la atención mundial de lo que estaba sucediendo en Yemen.
A pesar de que la prensa globalizada no informaba nada sobre el acontecer en Yemen, se supo que la operación militar "Tormenta Decisiva" saudita fue auspiciada por Estados Unidos, Israel y el Reino Unido. A la vez la estaban apoyando militarmente y con finanzas Egipto, Jordania, Sudán, Paquistán, Marruecos y Turquía. También, por segunda vez en la historia, Israel formó una alianza militar con el régimen saudita participando con sus aviones en el bombardeo de Yemen (la primera vez los israelíes ayudaron a los sauditas que apoyaban a los realistas en 1962 durante la Guerra Civil del Norte de Yemen cuando los republicanos del norte se sublevaron contra los realistas). Esta vez Washington, sin saber qué hacer en Siria, Irak, Afganistán y Somalia, no participó directamente en la invasión militar, sólo dirige su batuta imperial desde lejos y cede la acción a la casa Real Saudí, su incondicional satélite y lacayo desde los años 40.
Como resultado de la intervención militar y el bloqueo marítimo saudita, de acuerdo a la Coalición Civil de Yemen, en estos siete meses más de 6.000 yemeníes- entre ellos 1.700 niños y más 1.000 mujeres han muerto y unas 13.000 personas han resultado heridas. Así como andan las cosas el número de las víctimas va a crecer, ya que los aviones saudíes empezaron a trasladar de Siria a los militantes del Estado Islámico hacia Yemen donde, desde hace un tiempo está actuando Ansar al-Sharia que es una ramificación de al-Qaeda. Todo esto sucede en uno de los países más pobres del Medio Oriente donde el 80 por ciento de los 24 millones de habitantes necesitan una urgente ayuda humanitaria. En Yemen solamente el uno por ciento de la tierra cultivable es irrigable y su alimentación depende en más del 90 por ciento de la importación.
En la segunda mitad del Siglo XX en plena Guerra Fría, uno de los "iluminados" creadores del "nuevo" Medio Oriente fue el especialista en Islam y oficial del Servicio Secreto Británico MI6, Bernard Lewis. El mismo personaje se convirtió en 1978 en el asesor principal del famoso Zbignew Brzezinski que era el asesor de Seguridad Nacional del gobierno de Jimmy Carter. Prácticamente con Brzezinski, Lewis y el jefe del Servicio Secreto Externo de Francia (SDECE), Alexandre de Marenches comenzó la tragedia del Medio Oriente incluyendo a Yemen. Precisamente, al final de los 70 fue concebido el Frankenstein occidental para el Medio Oriente que pasó varias etapas de crecimiento: los muyahidín o, según Ronald Reagan, "luchadores por la libertad", luego los talibán, más adelante los militantes de al-Qaeda, luchador del Estado Islámico actualmente. Nadie sabe cuántos más procesos de evolución tendrá que aguantar este monstruo para satisfacer las ambiciones de los más ricos y poderosos del planeta.
El plan de los tres "iluminados" consistía, como lo expresó el británico judío Bernard Lewis, en "desestabilizar todo el Mundo Musulmán, toda la región del Golfo, porque tiene la frontera con la URSS. Vamos a crear un caos islámico, rebeliones, guerras". Las ideas de Lewis inspiraron y dieron base para el libro de Samuel Huntington, "El Choque de Civilizaciones" y a la vez iluminaron a Brzezinski para crear el proyecto del "Arco del Caos del Islam" que incluía la "libanización" del todo Medio Oriente. "El Arco", de acuerdo a sus creadores, se extiende desde el subcontinente Indio, pasa por El Medio Oriente y llega hasta el Cuerno de África (Somalia, Kenia, Etiopía, Yibuti, Eritrea y la costa de Sudán). Se considera que en esta zona se encuentra el 80 por ciento de hidrocarburos del planeta.
El islam llegó a Yemen alrededor del año 630 y hasta el Siglo XIX el país era parte de califatos de Damasco, Irak, fue anexionado en el Siglo XVIII a Arabia Saudita y posteriormente fue dominado por Egipto. Los británicos se instalaron en Adén en 1839 y Arabia Saudita en 1926 invadió el norte. En 1962 en el norte fue derrocado el último rey y se formó la República Árabe de Yemen (conocida como Yemen del Norte) pero la lucha entre los monárquicos apoyados por Riad (capital saudita) y los republicanos ayudados por los egipcios duró hasta 1970 cuando finalmente se impusieron los republicanos. En el sur, debido a la fuerte resistencia los británicos tuvieron que retirarse en 1967 cuando se proclamó la República Democrática Popular de Yemen (Yemen del Sur) — el primer Estado socialista en el Medio Oriente.
Desde el 2014 la República de Yemen se vio sumergida en conflictos de varios grupos diferentes como el movimiento de hutíes Ansar Allah, al-Qaeda y los partidarios del presidente Abd Rabbuh Mansur Hadi empujando al país al borde de una guerra civil. Abd Rabbuh Mansur Hadi siempre ha tenido un apoyo incondicional tanto de Estados Unidos como de Arabia Saudita que veían a los hutíes como partidarios de Irán que los incitaba supuestamente a la insurrección contra el presidente Abu Mansur. El conflicto se complicó aún más cuando surgió al final del 2014 el grupo yemení Califato Islámico afiliado al Estado Islámico e inició una serie de actos terroristas en la capital de Yemen, Sana'a.
Tema: Situación en Yemen (2015)
Al final del 2014 los hutíes tomaron la capital de la república y el presidente al-Hadi tuvo que escapar a la segunda ciudad de importancia en Yemen Adén y posteriormente tuvo que refugiarse al comienzo del 2015 en Arabia Saudita junto con la mayoría de su gobierno. Riad, Washington, Londres y Tel Aviv en seguida percibieron el avance de hutíes como un intento de Irán de establecer su control sobre Yemen y en especial sobre el estrecho Bab al-Mandeb. También el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó la Resolución 2216 que llamó al diálogo e impuso sanciones sobre las armas destinadas a los hutíes y las sanciones individuales contra el líder de los hutíes Abdelmalek al- Hutí y al ex presidente del país Alí Abdullah Saleh que se alió con los hutíes.
Esta resolución presentada por EE.UU., Francia y el Reino Unido fue percibida por Riad e Israel como un implícito permiso para iniciar la intervención en Irán utilizando los aviones de guerra de Israel, 100 aparatos sauditas, 30 aviones de combate de Qatar y 12 de Baráin seguida por la invasión terrestre de las tropas de Arabia Saudita, Egipto, Sudán con la participación de los mercenarios para hacer retornar al poder al presidente Mansur Hadi. La portavoz del Consejo de Seguridad de EEUU. Bernadette Meehanan dio a conocer recientemente el apoyo incondicional de Barack Obama al rey de Arabia Saudita, Salman bin Abdul al-Saud para proseguir con la intervención militar en Yemen.
Precisamente a este infierno estarán llegando los 800 mercenarios colombianos seducidos por 4.000 dólares al mes y la promesa que en caso de muerte sus viudas recibirán la ciudadanía de Arabia Saudita y sus hijos tendrán el apoyo del gobierno saudita hasta la universidad. Seguro que estos machos colombianos destinados a tomar la capital Saná, actualmente en manos de los hutíes no saben que hasta ahora todos los intentos de la coalición árabe fracasaron debido a la fiera resistencia hutí. Tampoco lo pudieron lograr al-Qaeda o el Estado Islámico. No saben los mercenarios colombianos sobre el posible futuro destino de sus viudas si es que deciden trasladarse a Arabia Saudita donde una mujer no puede caminar por la calle sin estar acompañada por un hombre. Deberían preguntar también estos mercenarios colombianos qué pasó a sus colegas que participaron en la guerra de Corea y si los pocos que regresaron recibieron las recompensas que les prometió aquella vez el gobierno de Corea del Sur, pero ese es tema de otra columna.
Por algo dijo el siniestro Bernard Lewis en el momento de una verdadera iluminación que "la vida es un sueño interpretado por la muerte".
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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