Sin embargo, una "pequeña guerra victoriosa" sería casi imposible en un país como Yemen que, por su sociedad tribal y zonas montañosas de difícil acceso se asemeja a Afganistán, sostiene Alexéi Malashenko, de la Fundación Carnegie.
De ahí que el ejército invasor pueda enfrentarse a importantes bajas y fracasos bélicos, tal como les sucediera a las tropas egipcias durante la operación de 1962-1963.
Es más, la intervención en Yemen amenaza con desestabilizar la propia Arabia Saudí, concretamente sus zonas del este con población chií, y empeorar la situación en toda la región petrolera, lo que provocaría una subida de los precios del combustible.
La escalada en Yemen es una oportunidad para que Rusia medie en el conflicto y ayude a restablecer la paz, señala Vedomosti.
El rotativo recuerda que los bandos enfrentados yemeníes ya pidieron la mediación de Moscú, según anunció el vicecanciller Mijaíl Bogdánov.
"Arabia Saudí está en contra, pero podría cambiar de parecer presionada por EEUU, que no quiere que el precio del petróleo suba", concluye el diario.