Se trata de un acontecimiento extraordinario para el panorama internacional. Los últimos 15 años fueron marcados por la creciente actividad de EEUU y sus aliados en la resolución por medio de la fuerza de los conflictos regionales, en primer lugar en Oriente Próximo.
Los resultados de esta estrategia han sido desastrosos. Más aun Occidente es incapaz de controlar los procesos que ha despertado.
La demostración de cada vez más impresionantes capacidades militares de Rusia no ha sido el objetivo, sino un factor más a favor. Así como la formación de un círculo de socios importantes en la región que comprende desde Teherán hasta Beirut.
Pero los riesgos también son evidentes. De facto, Rusia participa en una cruel guerra civil del lado de Asad y en una religiosa, solidarizándose con chiíes contra la mayoría suní.
La actuación de Rusia en Siria tiene una gran diferencia respecto a las de EEUU y la OTAN desde 2000 en otros países de la región y es que Moscú no busca cambiar el régimen sino fortalecerlo.
El artículo concluye con una importante advertencia. El analista Lukiánov pide recordar que la historia de Oriente Próximo invita a sacar una lección y es que en estas tierras nunca nada transcurre según lo planeado. No lo olviden.