"La demanda de proteínas podrá enlentecerse, pero seguramente no disminuirá y la soja continuará siendo el cultivo con mayor comercialización", dijo Aguerre, al clausurar el 5º Encuentro Nacional de la Mesa Tecnológica de Oleaginosas.
"El viento para el comercio alimentario mundial cambiará dentro de dos o tres años", agregó.
El jerarca explicó que los buenos precios en el mercado mundial provocaron un incremento en la superficie cultivada, pero una vez que el valor de la soja disminuye, se ingresa en una etapa en la que es necesario un ajuste entre la oferta y la demanda.
El camino para ello, dijo, es a través de estímulos para el fomento de la producción en oleaginosas, a través de la inversión en tecnología e investigación.
"La sofisticación en genética, en biotecnología, permitirá acceder a nuevos mercados o sostener los diferenciales", afirmó.
El ministro vaticinó que la recuperación de los precios de la soja "se transformará en una oportunidad de trabajo y desarrollo" para el país, pero advirtió que se debe llegar a ese escenario "con alguna lección ya aprendida".
"La inteligencia con que veamos la balanza entre peligro y oportunidad es la diferencia para salir adelante", resumió.
En 2014 ingresaron a Uruguay 1.600 millones de dólares de ventas de soja, pese a que los precios internacionales ya estaban a la baja, al punto de que pasaron de 500 dólares la tonelada a los 350 dólares actuales.
La cosecha estimada para 2015 en Uruguay está entre los 3,2 y los 3,5 millones de toneladas. La leguminosa es, en volumen, el mayor producto exportable del país, representando un 17% del total.
Según datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, Uruguay es el séptimo exportador de oleaginosas del mundo.