"Está sumamente claro que se necesitan cambios sustanciales y mejoras en el proyecto de ley para dar a la gente de Escocia los poderes que quiere ver", advirtió Angus Robertson, líder del grupo parlamentario en Westminster.
La enmienda presentada por los diputados independentistas defiende el traspaso de competencias en materia de empleo, impuestos, seguridad social y salarios que no se incluyen en el texto legislativo.
La demanda del SNP difiere sin embargo del objetivo por obtener plena responsabilidad fiscal que la líder del SNP y primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, defendió durante la campaña de las elecciones generales del pasado mayo.
Por ello, el SNP ha moderado su ambición y llega al debate de esta tarde en los Comunes alargando hasta "medio plazo" su reclamo para obtener la responsabilidad total en recaudación fiscal y gasto público.
No obstante, el responsable de finanzas en el Gobierno autonómico, John Swinney, presentará al ministro del Tesoro, George Osborne, con quien se reúne esta tarde, un plan antiausteridad que inyectaría 7.000 millones de libras adicionales en inversión pública en Escocia.
"Los recortes están golpeando con suma dureza a las familias más pobres, deteriorando los servicios públicos y amenazando la recuperación económica, pero el Gobierno de Reino Unido planea una austeridad más profunda este año", protestó hoy Swinney.
Swinney denunció además que "la agenda de recortes es innecesaria e impulsada por intereses ideológicos" y defendió la necesidad de ralentizar las medidas de austeridad formuladas en Londres.
El Ejecutivo conservador de David Cameron propone ceder a Edimburgo poderes para fijar las bandas fiscales y recuperar el 50% de la recaudación del IVA correspondiente a Escocia, además de un limitado margen de maniobra en la gestión de los subsidios estatales.
Pero esta propuesta de ampliación autonómica se "queda corta" en relación a las expectativas del Parlamento y el Gobierno de Edimburgo y "no es una respuesta adecuada" a la victoria electoral del SNP en Escocia, denunció Robertson.
Los independentistas lograron 56 de los 59 escaños escoceses, convirtiéndose por primera vez en el tercer grupo parlamentario en Westminster.
Sin embargo, su poder de influencia quedó mitigado por la mayoría cosechada por los conservadores, que no necesitan del SNP para sacar adelante su programa de gobierno.