Médicos locales y miembros de equipos de primeros auxilios entrevistados por HRW han confirmado el uso de armas químicas al menos en tres lugares durante los pasados meses de abril y mayo.
Además, han facilitado fotografías y vídeos de heridos afectados por estas sustancias químicas que han sido analizados por expertos.
Estos ataques violan la Convención de Armas Químicas de 1993, las leyes de conflictos armados y una resolución aprobada este año por el Consejo de Seguridad de la ONU y referida a esta cuestión.
El pasado 6 de marzo, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 2209 en la que expresó su preocupación sobre el uso de productos químicos tóxicos como arma en Siria y amenazó con imponer sanciones contra cualquiera de las partes en conflicto en Siria que utilizara armas químicas.
Siria accedió a que se destruyera su arsenal químico y a no utilizar más agentes químicos en ataques en septiembre del 2013. Tras un acuerdo entre Rusia y EEUU, el 14 de septiembre del 2013, la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), entró en Siria el 1 de octubre para verificar la información que el régimen de Damasco había facilitado sobre su arsenal químico y proceder a destruirlo.
El acuerdo se planteó después de que se produjera un ataque químico en la localidad siria de Guta, el 21 de agosto del 2013, que mató a al menos 1.400 personas e hirió a 3.000, según Washington.
El régimen de Damasco culpó a grupos rebeldes del ataque, y estos acusaron a las fuerzas del Gobierno de haberlo lanzado. EEUU amenazó con intervenir militarmente en Siria.
Según el acuerdo entre Siria y la ONU, la OPAQ supervisó la destrucción de unas mil toneladas de armas químicas de las que 300 eran gas mostaza y gas sarín almacenados en 45 lugares distintos. Pero el acuerdo parece no haber conseguido sus objetivos, al menos al 100%.
"No monitorizamos lo referente a arsenales, pero verdaderamente, el acuerdo (entre Siria y la comunidad internacional) no fue efectivo para evitar que el Gobierno sirio continuara usando sustancias químicas tóxicas como armas contra su propia población en una completa violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y con total impunidad", ha dicho a Sputnik Philippe Bolopion, que dirige los asuntos de la ONU en HRW.
"Mientras los miembros del Consejo de Seguridad deliberan sobre los próximos pasos a seguir a ritmo de caracol, químicos tóxicos llueven sobre los civiles en Siria", ha afirmado Bolopion.
"El Consejo de Seguridad tendría que establecer responsabilidades de manera firme e imponer sanciones por estos ataques que desafían su resolución y violan la ley internacional", ha subrayado el responsable de HRW.
Dos de los bombardeos se produjeron con diferencia de pocas horas, el 2 de mayo, en las localidades de Neirab y Saraqib, que se encuentran a poca distancia. Y el tercero tuvo lugar en Kafr Batij. En los ataques murieron dos personas y 127 resultaron heridas, según el personal médico que atendió a los afectados.
HRW no ha podido determinar de forma concluyente cuáles fueron las sustancias tóxicas utilizadas, pero los equipos de rescate y los médicos hablaron de que olía a "gas cloro" en ataques lanzados por las fuerzas gubernamentales en los dos últimos meses. El régimen de Damasco usó en el pasado esta sustancia química en algunos bombardeos.
Keith Ward, un experto independiente en la detección y efectos de las sustancias químicas, examinó los síntomas clínicos de los heridos y los vídeos y fotografías de los ataques de Neirab y Saraqib obtenidos por HRW e indicó que los síntomas y efectos de las víctimas coinciden con los causados por productos químicos, especialmente con el gas cloro.
HRW documentó el uso de bombas de barril incrustadas con cilindros de gas cloro por las fuerzas gubernamentales en Idlib, en abril del 2014 y de nuevo en marzo del 2015.
Dos médicos que atendieron a las víctimas de los ataques de mayo también proporcionaron datos que habían recogido en los centros médicos de la provincia de Idlib sobre otros 21 ataques perpetrados entre el 16 de marzo y 19 de mayo, en los que las víctimas sufrían síntomas típicos de la exposición a sustancias químicas tóxicas.
En estos bombardeos murieron al menos nueve personas y más de 520 resultaron heridas con síntomas como los causados por la inhalación de gas cloro.
El uso de esta sustancia como arma en Siria ha sido previamente documentada. La misión de investigación de la OPAQ concluyó en septiembre del 2014 "que el cloro se utilizó como arma de forma sistemática y reiterada en tres aldeas en el norte de Siria".
Las leyes de la guerra aplicables en Siria prohíben el uso de armas químicas. Utilizarlas deliberadamente o por imprudencia constituye un crimen de guerra.
"El gobierno sirio ha utilizado bombas de barril con productos químicos tóxicos durante más de un año, mientras el Consejo de Seguridad no ha actuado", ha denunciado Bolopion.