La antigua ciudad de Palmira se encuentra en una ruta estratégica en el desierto.
La captura de Al Tanf, en la provincia siria de Homs, permite al EI unir sus posiciones en el centro-este de Siria de manera más directa con el territorio que ocupa en la provincia de Anbar, en el oeste de Irak.
Los yihadistas dominan las provincias de Deir al Zur y Raqqa y tienen una fuerte presencia en las de Hasakeh, Alepo, Homs y Hama.
Algunos medios locales informan que yihadistas ejecutaron a 20 residentes de la provincia de Deir al Zor en el noreste de Siria durante las últimas 24 horas.
Según el OSDH, otras 17 personas fueron condenadas a muerte y ejecutadas el miércoles en Palmira.
Los yihadistas realizaron ambas ejecuciones masivas en las localidades ocupadas; las víctimas fueron escogidas por su relación con el Gobierno y el Ejército de Siria.
Por su parte, la ONU ha expresado su preocupación por las informaciones que han llegado desde Palmira que indican que los habitantes de la localidad quedaron atrapados en ella porque las fuerzas gubernamentales sirias no les permitieron salir antes de retirarse y de que la ciudad cayera en manos del EI.
Algunos testigos han denunciado ejecuciones sumarias en la población.
La Unesco ha expresado su temor de que los yihadistas destruyan las ruinas de Palmira, igual que hicieron con las de Nimrod, en Irak.