"No estoy nada de acuerdo con los que dicen que el suministro de los S-300 fue un error político", dijo al diario Rossiyskaya Gazeta.
El canciller ruso destacó que los S-300 serán suministrados únicamente con fines defensivos, lo que corresponde a la postura de Rusia, que "promueve desde hace muchos años la idea de crear un sistema de seguridad regional en el Golfo Pérsico con la participación de todos los países árabes y de Irán".
Al mismo tiempo, Lavrov señaló que la reacción mundial a la decisión de Moscú de renovar el contrato con Teherán en general fue "prudente, objetiva y reflejó la comprensión (…) de que este paso estaba justificado e incluso que era inevitable".
El jefe de la diplomacia rusa aboga también por "levantar de manera rápida todas las sanciones impuestas (contra Irán) por el Consejo de Seguridad (de la ONU), especialmente las que no estaban condicionadas a la necesidad de influir en Teherán para persuadirlo de que cumpla las reglas del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA)".
Lavrov confía también en que se logre un acuerdo final sobre el programa nuclear iraní en el plazo previsto por el Grupo 5+1 de mediadores internacionales (China, EEUU, Francia, Reino Unido, Rusia más Alemania), antes del 30 de junio.
Tras la adhesión de Rusia a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU del 9 de junio de 2010, que impuso serias restricciones a la venta de armas y material bélico a Irán, quedó suspendido el contrato para el suministro de cinco divisiones de S-300PMU-1 rusos al país persa.
En abril de 2015, el presidente ruso Vladímir Putin decretó levantar el embargo al suministro de los S-300 a Irán.
El Grupo 5+1 continúa negociando con Teherán el carácter pacífico del programa nuclear iraní en cambio de levantar sanciones internacionales y de países concretos contra el país persa.