La acción del gobierno responde a dos casos recientes de jóvenes británicos que supuestamente se han unido a los combatientes del EI o conviven en comunidades fundamentalistas de Siria.
Entre ellos está Mohammed Emwazi, a quien los medios identificaron la semana pasada como el enmascarado que aparece en la serie de vídeos sobre los asesinatos, por degollación, de rehenes del EI.
Emwazi hizo la secundaria, en los años noventa, en una escuela estatal de Londres, Quintin Kynaston, antes de licenciarse en informática en la Universidad de Westminster.
Dos compañeros de escuela del apodado Yihad Jhon se piensa que murieron en sendos ataques contra facciones de Al Qaeda y Al Shabab en África occidental.
No hay pruebas de que estos jóvenes fueran radicalizados en Quintin Kynaston, pero el gobierno quiere examinar el plan de supervisión y control vigente en el centro desde décadas atrás para establecer "qué lecciones podemos aprender para el futuro", de acuerdo con un portavoz ministerial.
El papel de los educadores británicos se puso en cuestión el pasado mes de febrero, cuando tres aplicadas estudiantes emprendieron rumbo a Siria sin conocimiento de sus respectivos padres y en mitad del curso escolar.
Las tres eran compañeras de clase en el este de Londres y siguieron la misma senda que dos meses antes tomó otra amiga atraída por la propaganda y las promesas de los fanáticos del EI.
Los medios estiman que una docena de centros escolares ingleses están en el punto de mira de la inspección del ministerio de Educación.