Un año antes Alfonso Cuarón, su amigo, había hecho lo propio con "Gravity". Junto al también director Guillermo del Toro, conforman la santísima trinidad de una cinematografía que ha conquistado Hollywood.
Hay que remontarse a los días de Emilio "El Indio" Fernández, Palma de Oro en Cannes "María Candelaria" en 1946, o a la etapa de Luis Buñuel en México, para encontrar equivalentes, y ni siquiera: nunca como ahora los cineastas mexicanos lograron a nivel mundial semejantes cotas de éxito y prestigio, reconocimiento crítico y de taquilla.
No trata sólo de que George W. Bush dijera en su día que "El laberinto del fauno" era una de sus películas favoritas o que estrellas como Brad Pitt o Sean Penn quieran trabajar con Iñárritu y cia. Es que la todopoderosa industria pelea por colocar en sus manos los juguetes más caros, caso de Del Toro y la muy personal y exitosa "Pacific rim", en incluso les permite extravagancias tan atrevidas como los larguísimos plano-secuencia con los que se ensambla "Birdman".
No conviene olvidar tampoco el trabajo de escritores como Guillermo Arriaga, el mismo director de dos películas y guionista de las tres primeras y celebradas cintas de Iñárritu, "Amores perros", "21 gramos" y "Babel", o a ese extraordinario director de fotografía llamado Emmanuel Lubezki, clave en la estética de "Birdman" y que este año ha conquistado su segundo Oscar consecutivo.
Lejos de los focos del teatro Kodak, Iñárritu y Lubezki trabajan desde hace cuatro meses en el rodaje de su nueva criatura, "The revenant", un majestuoso western ambientado en los primeros días de la conquista y protagonizado por Leonardo DiCaprio.