Las protestas de los 'chalecos amarillos' —llamados así porque visten prendas de alta visibilidad en carretera— comenzaron el 17 de noviembre como manifestaciones contra el alza de los precios de los combustibles, prevista por el Gobierno francés a partir del 1 de enero.
Rápidamente los desacuerdos se extendieron a otros temas como los nuevos impuestos y la disminución del poder de compra.
Ante la presión de los activistas y las manifestaciones de calle, el presidente francés, Emmanuel Macron, dio marcha atrás y suspendió el aumento de los impuestos sobre los carburantes.