Mientras cientos de miles de ciudadanos estadounidenses ya comenzaron a emitir sus votos de manera anticipada en varios estados, y a 44 días de la realización de la jornada electoral para elegir al nuevo jefe de Estado, además de la renovación total de la Cámara de Representantes y 33 bancas del Senado, el presidente Joe Biden ha decidido dedicar las últimas semanas de la campaña a defender su legado económico, una decisión que podría costarle caro a la candidata demócrata Kamala Harris.
De acuerdo con medios locales, el mandatario de EEUU —quien ha mantenido un perfil excepcionalmente bajo tras abdicar su nominación a finales de julio en favor de su actual vice— recorrerá en las próximas semanas varios estados, entre ellos varios de los llamados "swing-states", claves para triunfar en el Colegio Electoral, buscando convencer a los votantes que su gestión económica ha sido exitosa, algo con lo que concuerdan apenas el 20% de los ciudadanos, según las últimas encuestas.
Según reportó la prensa de EEUU, Biden está convencido de que el legado de su política económica, que ha generado la inflación más alta en 40 años y se ha convertido en un severo problema para Kamala de cara a las elecciones, tiene que ser reivindicado antes de abandonar el poder, y que sabe que es una tarea que él mismo debe realizar, ya que la abandera demócrata no lo hará.
En ese sentido, varios medios han asegurado que el mandatario se ha sentido decepcionado por la actitud de Harris de diferenciarse de la gestión demócrata con respecto a la economía durante su campaña presidencial, ya que en vez de respaldar los presuntos logros de Biden, Kamala ha preferido desviar los cuestionamientos sobre el tema y afirmar que ella tiene planes distintos.
Vale recordar que, en uno de los ejemplos más transparentes de esta estrategia, cuando el expresidente Trump la acusó durante el debate que enfrentó a los dos candidatos a comienzos de septiembre, de ser corresponsable de la peor gestión económica en décadas al ser la vice del presidente Biden, Harris respondió automáticamente: "Yo no soy Biden, soy Kamala".
Reportes de la prensa estadounidense han señalado que los jefes de campaña de Harris han admitido internamente estar enojados por esta decisión de Biden, al creer que esta estrategia del presidente, quien no habría consultado o incluso avisado de antemano que realizaría esta gira, será nociva para las chances de la candidata demócrata, especialmente dada la paridad de la intención de voto entre ambos candidatos a nivel nacional y en las distintas contiendas en los estados en disputa.
¿Pero cuánto exactamente podría perjudicar a Harris la gira económica de Biden, que exhibe además la desconexión entre ambas facciones demócratas luego de que el presidente fuera forzado a dejar la carrera electoral a causa de su humillante desempeño en el primer debate con Trump?
Para Samuel Losada, internacionalista egresado de la Universidad de Belgrano, la gira de Biden "definitivamente perjudicará a Kamala", aunque el grado en el que lo hará no es tan claro, afirma.
"Por un lado, es obvio que cualquier actividad que haga foco en una economía que una abrumadora mayoría considera estuvo mal manejada los últimos cuatro años es una mala noticia para Harris, ya que por más que lo intente, distanciarse de una gestión en la que ella sigue siendo la número dos no es algo fácil", señala el experto.
Sin embargo, Losada recuerda que la polarización en EEUU es tal, que ni siquiera episodios que han tenido un alcance masivo, mucho más que lo que un discurso de Biden en una fábrica podría tener, apenas han cambiado los números de Trump y Kamala en estas elecciones.
"Hay que recordar que la mayoría de los analistas coincidieron que Harris tuvo un desempeño más sólido que Trump en el debate presidencial, que tuvo una audiencia de decenas de millones, y eso no hizo nada para mejorar sus números. Lo mismo los intentos de asesinatos de Trump, que tampoco lograron modificar las cifras de intención de voto del republicano", afirma Losada, pese a la amplia cobertura mediática y la gravedad de los episodios.
El analista recuerda que, con la excepción de la inminente gira económica que emprenderá, Biden ha tenido el buen tino de mantenerse lejos de la campaña de Harris, que a la vez tampoco ha reclamado la presencia del jefe de Estado en sus actos proselitistas, rompiendo así la histórica tradición de que el presidente saliente —ya sea Clinton con Gore o Reagan con Bush padre— se convertía en un vocero más de la campaña del candidato de su partido.
"Esto fue siempre así ya que los mandatarios eran considerados activos para la campaña, por lo cual su presencia era siempre requerida. Basta recordar, por ejemplo, todo el apoyo que le dieron Barack Obama y Michelle Obama a la entonces candidata demócrata Hillary Clinton en el 2016. Pese a que la antipatía entre los Obama y los Clinton está más que documentada, estos últimos sabían que era conveniente tener el respaldo del entonces presidente y su esposa porque eran dos figuras populares entre el electorado demócrata", afirma.
Por el contrario, en la contienda actual, Biden ha sido totalmente borrado de la campaña de Harris, hasta el punto que su discurso en la Convención Nacional Demócrata fue pautado en el día considerado menos importante del evento, y su alocución fue sospechosamente retrasada para que se transmitiera por fuera del horario central, dejando en claro que el equipo de la vice y abanderada demócrata tienen son muy consciente que el presidente es un lastre para sus chances electorales.
"Más allá de la mala relación entre ambos, es obvio que Biden va a preferir que gane Kamala, ya que hay que recordar que Trump prometió que investigará los supuestos negociados del mandatario y su hijo [Hunter] con Ucrania si vuelve al poder, y cuestiones como el anuncio de la baja de la tasa de interés de la Reserva Federal, que impulsará la actividad económica estas próximas semanas, no pueden no tener una vinculación política, por más autónomo que sea el Banco Central de EEUU formalmente", pondera Losada.
18 de septiembre, 02:58 GMT
"Sin embargo, Biden claramente está lastimado por cómo el establishment demócrata se deshizo de él, por lo que esta gira es su forma de intentar salvar algo de su legado, sin importar si esto perjudica a Harris, que ciertamente lo hará", concluye.
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