El artículo, que se publicó días después que la abanderada demócrata anunciara los puntos principales de un potencial gobierno suyo en caso de triunfar sobre
Donald Trump en las elecciones de noviembre, señala que es entendible la motivación de la estrategia comunicación de
Harris, al hacer de su agenda económica la única pieza de su plataforma presentada al público hasta el momento.
En ese sentido, The Economist afirma que su plataforma —basada en la promesa de un control gubernamental de los precios en los supermercados, créditos para comprar vivienda y ayudas para familias de ingresos medios y bajos que acaban de tener un hijo—, por más que sea producto de una estrategia comprensible, esto no la hace más sensata o con más chances de que sea exitosa.
"Sus recetas corren el riesgo de llevar a Estados Unidos por el camino de políticas económicas contraproducentes [...] Muchas de estas ideas más terminarían
pesando sobre el crecimiento y elevando los precios, exactamente lo contrario del efecto deseado", advierte la nota.
Por ejemplo, en la cuestión de la crisis de acceso a la vivienda que atraviesa EEUU, donde ya no solo comparar, sino simplemente alquilar un departamento se ha vuelto algo cada vez más difícil, incluso entre personas con empleos, traduciéndose en un aumento histórico de los sin techos a lo largo del país, el artículo señala que la candidata no aclaró de dónde saldrán los 40.000 millones de dólares necesarios para construir las tres millones de unidades habitaciones prometidas en cuatro años, algo que indican no suena a una meta realizable.
El plan de Harris sobre el control de precios de alimentos ha sido objeto de las más duras críticas, detallan.
"Una acusación común de la izquierda de la política estadounidense es que las empresas causaron la inflación durante la pandemia de COVID-19, aprovechando la escasez para aumentar los precios. Pero los investigadores de la Reserva Federal han concluido que no hay evidencia de márgenes más altos a nivel agregado, lo que habría sido una condición previa para que las decisiones de
fijación de precios realmente causaran inflación. Además, los precios más altos de todos los productos, desde automóviles hasta jamón, sirvieron como una señal crucial para que las empresas produjeran más y para los consumidores para que frenaran la demanda", asegura el medio.
En ese sentido,
The Economist afirma que la promesa de Harris de enfocarse en tomar medidas contra las fusiones en la industria alimenticia,
una práctica que conduce a una menor competencia y precios más altos en el mercado, es apenas una reformulación de la política antimonopolio ya existente en Estados Unidos, donde, por ejemplo, la Comisión Federal de Comercio está actualmente envuelta en una batalla legal para bloquear la mayor fusión de supermercados en la historia del país.
"¿Por qué los costos de la atención médica son tan altos en EEUU? Es una pregunta legítima, pero no se presta a soluciones rápidas", dice en la nota Glenn Hubbard, de la Universidad de Columbia, cuestionando la solución presentada por Harris por ser superficial.
"Creo que ambas partes (demócratas y republicanos] se han centrado en elaborar frases que puedan decir en la prensa en lugar de planificar o pensar en el largo plazo, entonces por supuesto que algo así siempre fracasará", añade el experto.
Con respecto a la propuesta de ayudas económicas en la forma de recortes de impuestos a familias de ingresos medios y bajos, y especialmente a padres que acaban de tener hijos, si bien la nota señala que eso
ayudaría a reducir la alta tasa de pobreza infantil en los EEUU, el medio señala que eso implicaría un fuerte golpe a las alicaídas finanzas públicas del país.
"El déficit presupuestario de Estados Unidos ronda el 7% del PIB, un nivel anteriormente asociado con guerras o recesiones, mientras que la deuda nacional sigue aumentando. Ninguno de los candidatos [Harris o Trump] ha ofrecido una propuesta seria sobre cómo arreglar el panorama fiscal del país y, con toda probabilidad, seguramente lo vayan a empeorar. Harris ha dicho que seguirá los planes previamente esbozados por el presidente Joe Biden de aumentar las tasas impositivas corporativas del 21% al 28%, y que solo aumentará los impuestos sobre la renta de las personas que ganen más de 400.000 dólares al año", explica The Economist.
Sin embargo, estos nuevos impuestos propuestos no generarían suficientes ingresos para cubrir el costo total de la agenda de Harris, señala la nota, añadiendo que el costo de las propuestas de la candidata demócrata añadirían alrededor de 1,4 billones de dólares al déficit de Estados Unidos durante la próxima década.