El presidente de Argentina, Alberto Fernández, comenzó su mandato el 10 de diciembre de 2019, en un contexto nacional de crisis económica y social producto de una década de estancamiento y recesión y de las graves consecuencias por las políticas de ajuste y neoliberalismo impulsadas por la gestión de Mauricio Macri (2015-2019), quien no logró la reelección por la decepción del electorado.
¿La magnitud de la crítica situación económica heredada? Índices de inflación que pasaron de 25 a 50% anuales en cuatro años, una devaluación del peso acumulada de 540%, 35% de la población debajo de la línea de pobreza, 11% de desempleo y una deuda pública récord equivalente a 95% del PBI (70% en moneda extranjera).
Deuda y unidad: los éxitos
El Ministerio de Economía, a cargo de Martín Guzman, profesional de perfil técnico y no político, tuvo como principal tarea la negociación de la deuda externa. Luego de la reestructuración de la deuda local, alcanzó un acuerdo con los bonistas privados por deuda bajo ley extranjera por 67.000 millones de dólares, primer paso para salir del default virtual en que se encontraba el país desde 2019.
El regreso del peronismo al poder, el principal movimiento popular del país, significó su reunificación como coalición a pesar de las diferencias internas y de los enfrentamientos pasados entre sus dirigentes, una destacable estrategia política encabezada por la expresidenta y actual vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), principal referente del partido, quien nominó a Alberto Fernández como el estadista que pudiera complacer al conjunto del espectro.
"El canje de la deuda es uno de los grandes aciertos del Gobierno, así como la apelación a la unidad. Mantiene su coalición unida –lo cual es todo un logro porque es una coalición compleja, compuesta por diferentes sectores dirigenciales y de votantes, que se puede desgranar– y eso ya es importante para sortear cualquier tipo de elección", dijo a Sputnik el analista político argentino Julio Burdman, docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
"Argentina no aparece mucho en el radar internacional, pero el peronismo sigue siendo difícil de descifrar para los observadores externos. Guzmán es respetado, pero Argentina no es confiable", dijo por su parte a Sputnik el analista político argentino Andrés Malamud, académico de la Universidad de Lisboa, Portugal.
Expectativas y pandemia
Los festejos del peronismo y sus votantes por el triunfo, acarreado de grandes expectativas de mejora, duraron muy poco. La esperanza de repunte se vio interrumpida a los tres meses de iniciado el mandato por la pandemia y el golpe que significó para la actividad y los ánimos de la población las restricciones a la circulación, a la producción y el trabajo.
Argentina registra cerca de millón y medio de contagios acumulados y más de 40.000 muertes totales. A finales de noviembre el Gobierno dispuso la continuidad en todo el país de las medidas de distanciamiento social aunque algo más relajadas que el aislamiento obligatorio, más restrictivo, mantenido en gran parte del territorio desde marzo.
"Alberto Fernández recibió una economía con alta inflación, alta deuda (lo que es malo), bajo déficit y baja monetización (lo que es bueno), y la pandemia empeoró la situación. Estabilizar sigue siendo el principal objetivo de corto plazo. El principal mérito del Gobierno no es lo que hizo sino lo que evitó: el estallido social y el colapso económico total. El fracaso es la falta de una narrativa que enhebre los actuales sacrificios hacia un horizonte", comentó Malamud.
Las encuestas recientes muestran cifras que oscilan cerca del 50% en la imagen del presidente y su gestión, dependiendo de la consultora. Management and Fit arrojó que 50,4% de los argentinos desaprueba la gestión, mientras que Aresco publicó que 55% de la población retiene una imagen positiva del mandatario.
"La opinión pública comenzó en el inicio de la gestión más o menos como lo había votado: mitad de la población lo seguía apoyando y la otra mitad se debatía entre una mirada expectante o el rechazo. Cuando comienza la pandemia, el presidente logra un apoyo especial, muchos lo ven con buenos ojos por su liderazgo de crisis, pero cuando se pone en evidencia que Argentina no era distinta de otros países de la región en niveles de contagio y fallecimientos toda esa ilusión se derrumba y volvió hacia niveles de febrero", resumió Burdman.
Economía: consumo, salarios, dólar e inflación
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en lo que va de 2020 el consumo cayó más de 20% y estimaciones privadas señalan que el año podría terminar con una baja de 13,5%. Un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) mostró que en octubre las ventas en los comercios cayeron 14,9% interanual y hubo una pérdida acumulada de 26,2% en lo que va del año.
Muchas transacciones no pudieron ocurrir en contexto de pandemia debido a las restricciones en las importaciones y la imposibilidad de producir durante meses, explica la CAME. Hoy, 75% de los comercios abiertos no están alcanzando el punto de equilibrio y, si bien hay rubros que están mejor, otros no repuntan, como la indumentaria y el calzado.
La caída del consumo se explica porque cayó tanto la oferta como la demanda. En 2020 se continuó con el colapso de los ingresos de los trabajadores, que durante la gestión de Mauricio Macri (2015-2019) habían acumulado una pérdida de 20% del poder adquisitivo.
De acuerdo con los últimos datos disponibles hasta agosto, los salarios evolucionaron 0,3% por debajo del Índice de Precios al Consumidor (IPC) y el registro de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) marcó una pérdida de 1,4% en términos reales.
El Gobierno mantuvo estrictas restricciones a la compra de divisa extranjera para ahorro, de 200 dólares mensuales y excluyente de todo aquel que haya recibido beneficios de asistencia o programas de estímulo al salario, y sumó nuevos impuestos y limitaciones.
Esto generó una mayor brecha con el dólar blue, tipo de cambio informal y paralelo al oficial, que determina el mercado minorista de productos y servicios que se siguen rigiendo con la moneda extranjera como referencia.
Al mes de octubre, último con datos oficiales, la inflación interanual acumuló un aumento de 37,2%, y acumula un alza de 26,9% durante el 2020. Los consultores económicos que integran el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central estimaron para este año un aumento de precios minoristas de 36,7%, pero sus previsiones para 2021 fueron de 50%. La caída del PBI esperada para 2020 es de -10,9%, con un rebote esperado para 2021 de 4,8%.
"Lo que le viene por delante es el problema, que para mí es el más severo, de la relación con algunos votantes insatisfechos por la situación económica, porque al peronismo lo votan para que mejore, es un voto muy socioeconómico, y este es un Gobierno que no está logrando, en un contexto tan complejo, satisfacer esas demandas", resaltó Burdman.
El futuro: elecciones, pospandemia y plano internacional
Argentina vive un momento de relajamiento en lo referente a las restricciones por COVID-19, con las medidas de aislamiento obligatorio superadas en todo el país a cambio de protocolos de distanciamiento social, pero no se descarta una segunda oleada de brotes en 2021 que pudiera llevar a la continuidad de la crisis sanitaria y económica que se vivió durante 2020.
7 de diciembre 2020, 19:07 GMT
"Queda un mandato que va a estar condicionado por la pospandemia, con desafíos muy importantes en todos los niveles, como resultado de esta situación muy particular. Lo que queda por delante será la renormalización del Estado, la vuelta a clases, de la banca minorista, de las actividades económicas, de la obra pública, la circulación de personas, pero eso tampoco es impronta de gestión", analizó el investigador de la UBA.
Burdman analizó que las elecciones de medio término del año que viene, que tendrán lugar el 24 de octubre de 2021 y que renovarán mitad de las bancas legislativas nacionales, van a estar basadas en el concepto de liderazgo y mecanismos de oportunidad. Mencionó que el presidente va a hacer una campaña en la que va a pedir el voto en función de virtudes personales, consignas y retórica, pero no va a poder hacer una reivindicación de gestión porque "en rigor la gestión no comenzó. El partido gobernante, el Frente de Todos, deberá pedir al electorado otro voto de confianza".
En el plano internacional, la situación también será muy compleja, según Burdman. El plano regional se encuentra diluido y la relación con Brasil no es buena por primera vez en la historia democrática argentina.
Destacó que la administración de Fernández haya apostado por desconocer el Gobierno de facto de transición en Bolivia y repudiar el golpe de Estado, además de ofrecer refugio al expresidente boliviano Evo Morales, con lo que se fortalecen las relaciones bilaterales con el triunfo del MAS en el país vecino.
Burdman aseguró que el mandatario argentino está intentando mantenerse en una posición intermedia entre Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, y Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, dirigentes latinoamericanos referentes de la derecha neoliberal y la izquierda socialista, respectivamente.
"Me da la impresión que se puede ver favorecido con la victoria de [Joseph] Biden [presidente electo de EEUU] porque el apego de Bolsonaro a [Donald] Trump [actual presidente de EEUU] y la desconfianza que va a quedar de parte de EEUU por el tipo de desarticulación del multilateralismo en la región abre una nueva oportunidad y ahí el presidente Fernández se puede destacar", destacó el académico argentino.