La muerte de Maradona sumió en el luto a Nápoles. Miles de personas encendieron velas y pusieron flores ante los murales que representan al ídolo. El alcalde de la ciudad Luigi De Magistris declaró que el estadio de San Paolo, donde Maradona había jugado tantas veces, pasaría a llevar su nombre en su honor.
Maradona en Nápoles: amor a primera vista
Entre Maradona y Nápoles "hubo amor a primera vista", comenta a Sputnik el periodista y escritor Darwin Pastorin. "Lo acompañé en el avión que lo llevó de Barcelona a Nápoles y vi lo emocionado que estaba. Unos días después, al entrevistarlo, le pregunté cómo iba a superar la nostalgia por Buenos Aires. Me contestó: me bastará abrir de par en par la ventana y ver el mar de Nápoles".
En Italia, "Maradona representaba a una ciudad perdedora desde el punto de vista del fútbol", dice a Sputnik Marino Bartoletti, periodista y conductor televisivo, que conocía personalmente al jugador. Sin embargo, tres años después de su llegada el equipo ganó su primer campeonato, un logro que volvió a alcanzar en 1990, mientras en 1989 conquistó la Copa de la UEFA.
Con Maradona el campeonato italiano se convirtió en El Dorado del fútbol europeo. Según explica Bartoletti, el fichaje de Maradona por el Napoli abrió el camino a otros talentos: por ejemplo, en 1987 el Milan compró a Ruud Gullit, Marco Van Basten y Frank Rijkaard, mientras el Inter en 1988-1989 se hizo con el trío alemán compuesto por Andreas Brehme, Lothar Matthäus y Jürgen Klinsmann.
Aquiles de nuestros dias
El futbolista argentino se convirtió en un ídolo para los napolitanos. "Nápoles vio en él casi un profeta", apunta Darwin Pastorin.
Sin embargo, los napolitanos nunca dejaron de amarle. En palabras de Vittorio Macioce, redactor jefe del diario italiano Il Giornale, entrevistado por Sputnik, Maradona era como un héroe de la Antigüedad clásica, y "a Aquiles nadie le pregunta si inhala cocaína".
En cierto sentido, el amor que lo rodeaba en Nápoles "se convirtió en su condena: nadie tenía el coraje de decirle que estaba en el camino equivocado", comenta Marino Bartoletti.
Como convertirse en un inmortal en Nápoles
Los napolitanos adoraban al Pibe de Oro por varias razones. En primer lugar, por su talento de jugador que fascinaba, incluso a personas alejadas del fútbol. "Era demasiado genial para que se le pudiese envidiar o odiar", supone Vittorio Macioce. Pero también lo amaron por su personalidad.
"Nápoles y Maradona tuvieron destinos paralelos, los dos demuestran que la pobreza no perdona", nota a Sputnik la escritora napolitana Giuseppina De Rienzo. Maradona, que provenía de una familia pobre, no supo manejar la riqueza que ganó: una historia muy típica para Nápoles. "Un pobre acaba por desperdiciar la riqueza para después arrepentirse", puntualiza Domenico De Masi.
Paradójicamente, para la percepción popular, las fragilidades de Maradona se convirtieron en un elemento que aumentó aún más la veneración de la que gozaba en la ciudad. "Con todas sus fragilidades, Maradona superó la dimensión del presente y vivió como un inmortal, algo que sintieron en Nápoles y en todo el mundo", acota Vittorio Macioce.
Además, Maradona, fiel a sus orígenes, siempre estuvo de la parte de los pobres y oprimidos. De Rienzo recuerda el partido que Maradona jugó en los años 80 en un terreno cubierto de lodo, "que parecía más un campo de patatas", a fin de recaudar dinero para la operación de un niño enfermo y pobre. Su firme adhesión a los ideales de justicia social no podía dejar indiferente a la gente de Nápoles, donde los contrastes sociales no faltan.
Diego, hasta siempre
Según Giuseppina De Rienzo, al conocerse la noticia de la muerte de Maradona, los napolitanos reaccionaron de manera no menos emocionada que los argentinos: las escenas de luto que se vieron en los últimos días eran "escenas de una religión laica".
En Nápoles "el mito de Maradona va a durar mucho, hasta que surja un nuevo mito, un nuevo Maradona", comenta Domenico De Masi. Mientras tanto, cada vez que un hincha de Napoli vaya a ver un partido de su equipo de corazón, recordará al legendario argentino cuyo nombre lucirá sobre la entrada del estadio napolitano.