Maradona "representó a los oprimidos del sur de Italia y del mundo entero", dijo De Rienzo.
En sus palabras, entre la ciudad de Nápoles y el jugador hubo una historia de amor y anarquía, vivieron dos destinos paralelos.
Según relató Giuseppina De Rienzo a Sputnik, una vez el padre de un niño enfermo, que vivía en una localidad cerca de Nápoles y tenía que ser operado, llamó a Maradona para pedirle ayuda.
Maradona fue a jugar en un terreno poco apto para el fútbol, "que parecía un campo de patatas", y todo el dinero que ganó con el partido se lo regaló al padre del enfermo.
Este 25 de noviembre por la noche los hinchas napolitanos "fueron hacia el estadio para conmemorar al gran jugador, manteniendo un silencio absoluto, algo que contrasta mucho con la naturaleza de Nápoles y de sus ciudadanos, que son muy teatrales", dijo De Rienzo.
Según cuenta, el centro de Nápoles está lleno de fotos de Maradona, la ciudad está de luto, "la reacción es igual a la de los argentinos".
Para De Rienzo, en Nápoles "el amor hacia Maradona se conservará siempre, es una leyenda, un mito que trasciende los límites del tiempo".
Maradona jugó en el Napoli entre 1984 y 1991, conquistando "lo scudetto" (título de campeón de Italia) en 1987 y 1990 y convirtiéndose en un ídolo para la ciudad.