Este 1 de agosto, la agencia SANA informó, citando a una fuente militar, que Damasco aceptó un alto el fuego en la provincia de Idlib, en el norte de Siria, a condición de que se cumpla el acuerdo ruso-turco logrado en Sochi en septiembre de 2018, incluida la retirada de combatientes a 20 kilómetros de la zona, así como la retirada de armas.
"Por supuesto, saludamos la decisión del Gobierno sirio de declarar una tregua", dijo Lavréntiev.
Agregó que actualmente la pelota está en el tejado de la oposición moderada, aunque subrayó que "el 90 por ciento del territorio está controlado por organizaciones terroristas".
En la provincia de Idlib hay más de una docena de diferentes grupos armados, los mayores de ellos son la alianza de grupos rebeldes proturcos del Frente de Liberación Nacional y el grupo terrorista Frente al Nusra (también conocido como Hayat Tahrir al Sham, prohibido en Rusia).
El 1 al 2 de agosto en la capital kazaja, Nur-Sultán, se celebra una nueva ronda de consultas sirias en el formato de Astaná, el antiguo nombre de la referida ciudad.
Por primera vez en las negociaciones participan representantes de Irak y el Líbano que tienen el estatus de observadores. Además a Nursultán fueron invitados altos representantes de la ONU y representantes de Jordania, también como observadores.
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto en el que las fuerzas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y a organizaciones terroristas.
La solución se busca en dos plataformas, la de Ginebra, patrocinada por la ONU, y la de Astaná (nombre anterior de la capital kazaja), auspiciada por Rusia, Turquía e Irán.