Según la perspectiva del pueblo francés, su presidente, Emmanuel Macron, desató el infierno con sus medidas, lo que a su vez provocó las protestas en las calles que ya llevan ocho semanas consecutivas, y que se han hecho inatajables para el Elíseo, que hace unas semanas respondió con unas propuestas que resultaron aún más ofensivas e insultantes para sus ciudadanos.
Tema relacionado: "Los problemas de Macron son parte de su desprecio de clase"
Le endilgan a Macron gobernar para los ricos y de seguir una política marcada por los poderes económicos. Una situación que ha arrastrado a Europa en casi su totalidad, al surgimiento de movimientos y partidos políticos que han sacudido el árbol del establishment, a ver qué cae.
"Todo esto está en cuestión en este momento. Esto es lo que explica el caso de los chalecos amarillos y que haya sido el detonante de este enfrentamiento [con el Gobierno francés]. Porque al final son seguramente variables similares las que están llevando en EEUU al enfrentamiento entre el presidente, Donald Trump, y las élites que ahora controlan al partido Demócrata, y que tradicionalmente controlaban, no sólo a los demócratas, sino también al partido Republicano", subraya el analista.
En este contexto, días atrás desde Italia el ministro del Interior, Matteo Salvini, quiso mostrar su comprensión hacia el pueblo francés ante la prensa: "Aporto todo el apoyo posible a los franceses que, de manera educada y respetuosa, dicen a su presidente –que no piensa en los intereses del pueblo francés– que cuanto antes se vaya a su casa, mejor, aunque cualquier episodio de violencia debe ser condenado, sin condiciones".
Mientras, el vice primer ministro, Luiggi Di Maio, también quiso mostrar su aporte a la causa. "En Francia, como en Italia, la política se ha vuelto sorda a las necesidades de los ciudadanos, alejada de las decisiones más importantes que conciernen al pueblo, el grito que se eleva alto y fuerte en las plazas de Francia es uno solo: "¡Participa!", tuiteó.
Con la mira puesta en las parlamentarias europeas de mayo próximo, Di Maio subió la apuesta: ofreció ayuda a los chalecos amarillos para organizar eventos y definir una plataforma electoral.
París respondió a esta 'afrenta' desde la misma plataforma: "Francia se abstiene de dar lecciones a Italia. Tanto Matteo Salvini como Luiggi Di Maio deberían aprender a barrer la puerta de su casa", tuiteó la ministra francesa de Asuntos Europeos, Nathalie Loiseau, a quien parece que la memoria le jugó una mala pasada. Por eso, Di Maio acudió puntual para refrescársela oportunamente.
"Cuánta hipocresía. Quizás se olvida cuando su presidente, Macron, hablando de nuestro Gobierno nos comparó con la lepra", se puede leer en su respuesta a través de su cuenta de Facebook.
Di Maio se refería a cuando Macron en junio de 2018, y en una clara alusión al Gobierno italiano formado por la coalición de La Liga y el M5S, 'denunció' el resurgimiento de 'gobiernos populistas' en Europa: "Los ves crecer como una lepra, hay un poco en todas partes en Europa, en países donde creíamos era imposible verlos reaparecer".
Al respecto, Zelaia recuerda que "no hace todavía un año, el cambio de Gobierno en Italia se condenaba desde una posición de superioridad en Francia. Y ahora vemos cómo este Gobierno italiano, configurado por populistas de izquierda y de derecha, se está consolidando progresivamente, manteniéndose ahora ya alrededor del 60% en las expectativas de voto en prácticamente todas las encuestas. Está fortaleciendo sus posiciones en la propia Italia".
"Vemos que al contrario, es en la propia Francia donde estalla un movimiento como el de los chalecos amarillos, que con un apoyo mayoritario de la población ha puesto ya en cuestión institucionalmente la estructura política que estaba de alguna forma protegiendo el modelo socioeconómico que ha estado en vigor hasta ahora mismo. Yo creo que todo esto nos explica que el 'caso de los chalecos amarillos', no es el 'caso de los chalecos amarillos', sino que es una manifestación del fin del modelo neoliberal globalizado", concluye Adrián Zelaia.