La Universidad Nacional de México (UNAM) funciona con un sistema que incluye escuelas preparatorias, mediante las que se tiene garantizado el ingreso a la casa de estudios más codiciada del país. Las 'prepas' o 'CCH' además, son escenario de una encendida vida política estudiantil.
Hace un mes dos estudiantes están presos en el Reclusorio Oriente tras una marcha dentro del campus de Ciudad Universitaria, que acabó en las oficinas de la Rectoría, donde detonaron petardos. Una de las esquirlas lastimó en el rostro al profesor Roberto Josué Bermúdez Olivos que estaba de paso.
"Terminé con una fractura múltiple en el tabique, afortunadamente no perdí el ojo ni llegó a lesiones más graves. Ya estoy bien, aún con la fractura pero la inflamación pasó y la preocupación por mi salud también", relató el profesor a Sputnik.
La detención
Baruch es un estudiante que también estuvo en la marcha y en el episodio en que los muchachos fueron detenidos. "La marcha había terminado y llamábamos a todos para ver si estaban bien, cuando nos avisan que hay un grupo de compañeros en Insurgentes y Eje 10 sur. Habían pasado unos 30 minutos de haber salido de Rectoría cuando nos encontramos con estos chicos", explicó el estudiante.
Cuando Baruch se encontró con ellos, relató a Sputnik, "estuvimos unos 10 minutos parados frente a una caseta de la Policía sin que nos tomaran en cuenta. Había varios afuera comiendo camote, cuando de repente agarraron a Omar y le dijeron que abriera su mochila".
El estudiante que fue testigo presencial de la detención relató que el policía traía un vídeo dónde se veía a Omar encapuchado vestido con una sudadera azul y la misma ropa que vestía en ese momento, caminando por el campus. No se lo veía en Rectoría ni cerca del hecho violento.
"Los policías lo revisaron sin ninguna orden ni nada por el estilo y en su mochila encontraron la sudadera que vestía en el video, entonces llamaron a los de vigilancia de la UNAM", explicó Baruch a Sputnik.
Los vigilantes de la UNAM pertenecen a la Dirección Universitaria de Prevención y Protección Civil y sus funciones se limitan a las instalaciones de la escuela según el artículo 16 del Reglamento de Seguridad de la Universidad. Pero los policías buscaron detener a Omar estando ya fuera del campus.
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Omar no estaba en "flagrancia", la figura legal que se aplica cuando se encuentra a una persona cometiendo un delito que avala que sea detenida en el acto y sin orden judicial previa, señalan sus compañeros. El problema no acabó ahí, sino que cuando los demás jóvenes intentaron impedir que el oficial se llevara al estudiante, Mario García, de 20 años, también fue detenido en ese jaloneo.
Para cuando la vigilancia se llevó a los dos, ya había pasado una hora del fin de la marcha y el episodio de los petardos. Irma Zavala es la madre de Omar y en entrevista con Sputnik afirmó que a su hijo "lo iban pateando en el vehículo y me cuenta que lo amenazaron, pero él no agachó la cabeza".
Salir de la cárcel
Omar fue remitido a la agencia del ministerio Público 22 de Coyoacán, llegó golpeado y con un hombro zafado. Horas después fue trasladado a la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México, conocida como 'el Bunker'. "Estuvo incomunicado, pedíamos verlo y se nos negó, como también el derecho a pasarle comida", explicó la madre. Sólo le mostraron su billetera y una credencial que no era la de Omar.
"Siguieron sin dejarnos verlo hasta que fuimos al área de derechos humanos de ahí y a las 11 de la noche del 11 de diciembre lo pude ver. Más de 24 horas después de su arresto me dejaron ver a mi hijo. Estaba golpeado y adolorido, no pude hablar más de cinco minutos con él porque me sacaron", relató Irma Zavala.
"Sentí el golpe, comencé a sangrar, perdí la vista de un ojo y del otro, la sangre no me dejaba ver. Declaré ante el ministerio Público que no puedo reconocer a los chavos que hicieron esto", explicó a Sputnik el profesor herido.
"Omar es mi hijo mayor, me ayudaba con los niños, iba por ellos a la escuela y les daba la comida. Lo extraño porque era mi brazo fuerte, mi compañía. Y siento que la cárcel lo descompone todo. El que está adentro no es un delincuente, es un hijo, un hermano, un padre, es la vida de un ser humano en su totalidad", concluyó Irma Zavala.
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El profesor lesionado Roberto Bermúdez, está dispuesto a recibir una reparación del daño para buscar la salida de los jóvenes de la cárcel y lo explicó así en entrevista con Sputnik: "No busco la parte monetaria, quiero una disculpa pública y que los muchachos asuman su error. La cárcel es terrible, no van a aprender nada ahí y si traían un espíritu de lucha se los van romper, por eso me niego a esta solución punitiva", sentenció.