Sputnik conversó con varios expertos que evaluaron el papel que tuvo Moscú en la región y cómo este repercutió en las políticas de la Rusia de hoy en la zona.
Las relaciones entre la URSS y los países de Oriente Medio empezaron a desarrollarse después de la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. En aquel momento Moscú se convirtió en una gran potencia mundial reconocida por todos, explica el historiador ruso del Instituto de Estudios orientales de la Academia de Ciencias de Rusia, Borís Dolgóv.
"La influencia de la URSS en la región fue significativa. Lo más importante es que los movimientos de liberación nacional en Oriente Medio fueron resultado de la política soviética en esta región. Moscú prestaba apoyo a gran escala a dichos movimientos en países como Egipto, Siria, Yemen y muchos otros", señaló.
La Segunda Guerra Mundial puso fin al dominio europeo en el mundo árabe y al mismo tiempo reaseguró las fronteras ya establecidas tras la Primera Guerra Mundial. Siria y el Líbano obtuvieron su independencia de Francia entre 1941 y 1946. Egipto e Irak, por su parte, se declararon países independientes en la década de 1930.
Según Dolgóv, la victoria de estos países sobre el colonialismo se debió principalmente a la ayuda y la influencia de la Unión Soviética. La mayoría de ellos consiguieron la independencia, se integraron en el bloque socialista y proclamaron su intención de "construir el socialismo árabe o socialismo islámico".
"De hecho, se convirtieron en aliados de la URSS tanto a nivel regional como a nivel global. En particular, la Unión Soviética concedió préstamos a los países de la región, aunque muchos de ellos no se recuperaron o se reembolsaron solo parcialmente", expuso Dólgov.
"Hubo casos en los que Moscú enviaba dinero para equipar los Ejércitos con armamento en forma de subsidios. Todo esto tenía como meta promover las ideas socialistas", añadió.
Otros datos indican que en el período 1983-1990 el país comunista suministró a la región armas por un valor de más de 55.000 millones de dólares. Así, la tasa de suministros militares a Irak, por ejemplo, fue de 24.000 millones de dólares, mientras que la de Siria se cifra en unos 11.000 millones de dólares.
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Asimismo, de acuerdo con estas informaciones, estos suministros satisficieron el 100% de las necesidades en cuanto al armamento de países como Siria y Yemen del Sur, y el 50% de las necesidades militares de Irak. En total, Irak recibió armamento soviético por un monto total de 30.500 millones de dólares, según datos publicados en el libro 'Los países árabes en Asia Occidental y África del Norte', del Instituto de Estudios orientales de la Academia de Ciencias de Rusia
Siria, el inicio de una gran amistad
La Unión Soviética jugó cierto papel en la llegada al poder del partido socialista Baaz —'renacimiento', en árabe— en Siria, aunque dicho rol fue indirecto, relató a Sputnik el experto sirio Hasán Huri.
"En aquella época el socialismo se difundía por la región gracias a la victoria de la URSS sobre el nazismo y al aumento de la importancia de Moscú en la escena política mundial. Las relaciones entre el Baaz y Moscú se apuntalaron y continuaron desarrollándose incluso después de que Hafez Asad —padre del actual líder sirio, Bashar Asad— tomara el poder en el país [en el año 1970]", declaró.
Según el entrevistado, los comunistas sirios, que entonces obedecían todas las órdenes de la URSS, apoyaron a Asad, aunque inicialmente se habían mostrado en su contra. El nuevo presidente sirio empezó a consolidar su autoridad aprovechando el apoyo tanto de Moscú como de Washington, añadió el especialista.
"La Unión Soviética siempre quiso tener buenas relaciones con Siria. Damasco, por su parte, tampoco estaba en contra de estas relaciones", subrayó el especialista.
Según apuntó el experto, Rusia siempre ha mantenido estrechos lazos con el país árabe.
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A su entender, incluso en caso de que Rusia hubiera tomado una postura neutral en la guerra civil en Siria, las buenas relaciones entre los dos países continuarían tanto en caso de victoria de Asad como de los opositores.
"Si Rusia no hubiera apoyado a Asad [en este conflicto], de todas maneras mantendría firmes sus posiciones en el país", aseveró Huri.
Un aliado en el 'corazón del mundo'
La Unión Soviética prestaba ayuda a gran escala a los movimientos de liberación nacional en todo el mundo y Egipto no fue una excepción, declaró en un comentario a Sputnik el experto egipcio en Oriente Medio y países árabes Taimour Dwidar.
"[En la época de posguerra] Moscú consideraba como su socio al entonces líder de Egipto, Gamal Abdel Naser. Moscú ayudaba a El Cairo no solo con suministros de armas, sino también ocupándose del entrenamiento del Ejército egipcio. Además, el apoyo de Moscú también se manifestaba en forma de ayudas económicas. El país comunista, entre otras cosas, levantó importantes infraestructuras, como la presa de Asuán", destacó el entrevistado.
"Bueno, así mostró Egipto su gratitud por la amistad de Moscú. Es evidente que en política no existe la amistad, sino los intereses, pero Egipto fue extremadamente importante para la Unión Soviética porque es un país situado en el 'corazón del mundo' y que controla el canal de Suez", precisó.
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El entrevistado recordó que durante la guerra del Yom Kipur, en la que combatieron Egipto y Siria por un lado, e Israel, por el otro, Estados Unidos empleó la táctica de la 'diplomacia itinerante', maniobrando entre Egipto e Israel. Entretanto, la Unión Soviética no dio la espalda a Egipto e incluso en aquellas condiciones —cuando su líder ya se había alejado de la URSS— se mantuvo de su lado, precisó el especialista.
"Es decir, los israelíes dejaron a Egipto en paz gracias a la Unión Soviética. Pero Anwar Sadat continuó alejándose del país comunista. (…) Hasta el día de hoy en Egipto la gratitud al pueblo ruso y la Unión Soviética por la ayuda prestada se transmite de generación en generación. Esto va más allá de la política, es algo que se puede oír por las calles de las ciudades egipcias", puntualizó el experto.
También añadió que actualmente muchos habitantes egipcios expresan su admiración por el presidente ruso, Vladímir Putin.
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"Es que Putin restauró la grandeza de Rusia. Cuando los egipcios votaban por Abdelfatá Sisi, que ganó las elecciones y se desempeña actualmente como presidente del país, querían lo mismo para su nación. Rusia dio a Egipto la posibilidad de elegir socios y amigos. Putin tiene mucho que proponer a Sisi y este último lo acepta. Quizá sería correcto afirmar que Putin es una especie de 'marca' en Egipto", manifestó.
La URSS e Irak en la época de Sadam
La URSS ayudó a Irak a explorar y desarrollar yacimientos petroleros en su territorio. Al mismo tiempo, contribuyó a la expansión de su economía y a la construcción de infraestructuras, agregó.
"La Unión Soviética no apostó por Sadam Husein, sino por las autoridades iraquíes. La política del partido Baaz coincidía con las prioridades de la URSS, y estas incluían el antiimperialismo", explicó el entrevistado.
El diplomático recordó que Moscú, entre otras cosas, respaldó a Irak en la guerra contra Irán —que tuvo lugar entre 1980 y 1988—.
"Para los líderes soviéticos, Irán —después de la Revolución islámica de 1979— era 'aguas desconocidas', mientras que Moscú no podía permitirse perder a Irak porque esto habría podido tener implicaciones desastrosas para Oriente Medio", reconoció el diplomático.
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Moscú en aquel entonces suministraba armas modernas a Irak. Hasta el día de hoy el armamento soviético está en servicio del Ejército iraquí. Las nuevas autoridades de Bagdad se han mostrado pragmáticas y por eso Rusia continúa cooperando con el país árabe en la actualidad, concluyó el experto.
El socialismo en las costas de la península arábiga
La cooperación entre el socialista Yemen del Sur y la Unión Soviética se debía a motivos ideológicos, dijo en un comentario a Sputnik el exembajador de Rusia en Yemen Alexéi Kalugin.
Según el diplomático, los especialistas soviéticos construyeron un gran número de infraestructuras, como fábricas y hospitales, que resultaron ser cruciales para el desarrollo de Yemen del Sur, también conocido como la República Democrática Popular de Yemen.
"La ayuda económica fue bastante grande, sin mencionar la ayuda militar a gran escala que Moscú mandaba a este país. El dinero que la URSS entregó a Yemen del Sur en forma de préstamos en realidad nunca fue reembolsado. Luego, cuando Yemen se unificó, Rusia condonó su deuda", aclaró el experto.
"El país contaba con una gran cantidad de asesores militares de la URSS. Después, Yemen propuso formalizar la presencia [militar] rusa en el país a cambio de dinero. En aquel entonces —en los años 90— Rusia no tenía fondos para ello, razón por la cual, de hecho, abandonó Yemen", relató el entrevistado.
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El experto en estudios orientales Borís Dolgov, por su parte, indicó que en la mayoría de países de Oriente Medio la población recuerda con cariño la ayuda de la URSS. Hoy las metas políticas de la Rusia actual en esta zona son, sobre todo, pragmáticas, aseveró.
"Rusia quiere establecer relaciones mutuamente beneficiosas con los países de la región. Sin embargo, hay que tener en consideración también la ayuda de Rusia a Siria. La Siria de hoy está en la vanguardia de la lucha que Moscú libra contra el radicalismo. Lo mismo atañe a la cooperación entre Egipto y Rusia. En cierta forma esta es la continuación de la política soviética, que tuvo como objetivo proteger los intereses del país", concluyó.