EEUU retoma la carrera espacial a la Luna: ¿tiene las capacidades para cumplir sus objetivos?
EEUU retoma la carrera espacial a la Luna: ¿tiene las capacidades para cumplir sus objetivos?
Sputnik Mundo
La carrera espacial ha revivido y Estados Unidos pretende liderar los avances de la industria aeroespacial, aunque países como China, la India o Rusia cuentan... 22.12.2025, Sputnik Mundo
El 18 de diciembre, el presidente de EEUU, Donald Trump, firmó un decreto en el que establece que, para demostrar la superioridad tecnológica estadounidense, una misión humana de su país volverá a pisar suelo lunar, un hecho que no ha ocurrido desde 1972, cuando se suspendió el histórico programa Apolo.Este documento, que reaviva la carrera espacial, se signa en un momento complejo para la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), dependencia que enfrenta severos recortes presupuestales.En julio de este año, se anunció una disminución del 24% al presupuesto total de la agencia para 2026, al pasar de 24.800 millones de dólares asignados en 2025 a 18.800 millones de dólares. Con este ajuste, áreas como la Dirección de Misiones Científicas enfrentarían recortes de casi el 50% lo que llevaría a suspender misiones en curso, de acuerdo con medios como The New York Times.El decreto se da a conocer el mismo día que se designó a Jared Isaacman como administrador de la NASA, una decisión que tardó 11 meses en tomarse, aunque su postulación ocurrió desde el inicio del Gobierno de Trump y con ambiciones aún más grandes: llegar a Marte.Sin embargo, la llegada del empresario de 42 años, sin experiencia en el área científica, se frenó de golpe en junio cuando Trump se confrontó con Elon Musk, el empresario dueño de SpaceX y cercano a Isaacman. Después de dos administradores interinos, finalmente el fundador de Draken International asumió la dirección de la NASA con el reto, primero, de completar de manera exitosa la misión Artemis II, en febrero de 2026.Artemis II tendrá por objetivo llevar a astronautas a la órbita lunar y traerlos de vuelta. Será un primer ensayo para Artemis III, cuya misión será llevar astronautas estadounidenses a la superficie lunar en 2028, aunque la fecha original para este hito era 2027.¿Puede posicionarse en la carrera espacial?En entrevista para Sputnik, el investigador del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el doctor Alejandro Farah, afirmó que, pese a los recortes que enfrenta la agencia, la NASA tiene las capacidades para lograr su cometido, principalmente porque, a diferencia de lo que ocurría en décadas anteriores, los viajes al espacio han reducido su costo notablemente.El desafío técnico, explicó el especialista en innovación tecnológica y diseño mecánico aplicados a la instrumentación astronómica y espacial, se convierte más bien en un desafío económico: quien mejor invierta, mejores resultados obtendrá.Rusia, país que desde el siglo XX se ha posicionado como una de las potencias aeroespaciales del mundo, ha tenido misiones exitosas que la convirtieron en el primer país en colocar un rover lunar controlado desde la Tierra (Luna 17), en operar una sonda robótica para traer muestras lunares, sin mencionar, por ejemplo, el caso de Yuri Gagarin: el primer cosmonauta en recorrer la órbita terrestre.Actualmente, Roscosmos trabaja en misiones para investigar a fondo la superficie lunar, principalmente el polo sur, con el fin de ampliar sus conocimientos sobre la exploración espacial, además de los planes a futuro para la construcción de bases lunares.Naciones como la India y Japón también han tenido un avance considerable en la materia. El país nipón, por ejemplo, logró en 2024 un aterrizaje exitoso en el satélite natural de la Tierra, mientras que Nueva Deli planea su primer viaje tripulado en el espacio para 2027.China es otra de las potencias mundiales que tiene en la mira la superficie lunar. El país asiático pretende, al igual que EEUU, llegar al satélite natural antes de 2030. Para ello, ha tenido avances significativos, como haber sido el primer país en lograr aterrizar en el lado oscuro de la Luna, en 2019.La situación con la NASA evidencia un hecho: la necesidad de cooperación para lograr estos hitos, principalmente con la iniciativa privada. El propio Isaacman, un día después de asumir como administrador de la NASA, reconoció que las empresas como SpaceX y Blue Origin son las que cuentan con las capacidades técnicas para lograr los objetivos aeroespaciales que EEUU se ha planteado.La firma de Musk será la encargada de la misión Artemis III que, en teoría, llevará a astronautas estadounidenses a pisar suelo lunar, e iniciar las labores para la construcción de una base en ese sitio, en el mediano plazo.El empresario apuesta por el Starship para lograrlo. Este tipo de vehículo fue diseñado para salir de la Tierra, aterrizar y volver a despegar, para lo cual ha invertido miles de millones de dólares, a pesar de que en las 11 pruebas que ha realizado no ha conseguido ni siquiera sobrevolar la órbita de la Tierra.¿Para qué la Luna?Farah expuso que el principal objetivo de esta nueva carrera espacial es la obtención de diferentes materiales, como pueden ser tierras raras, litio, pero principalmente el isótopo Helio 3, clave para la fusión nuclear. La obtención de materiales contrasta, por ejemplo, con los objetivos que se planteaban en las primeras incursiones humanas que, prácticamente, se centraban en demostrar el poderío tecnológico frente a otras potencias, en un contexto de Guerra Fría.El académico opinó que otro objetivo que se persigue es comenzar la exploración espacial para la migración humana, un hecho que aún tomará mucho tiempo, pero que comienza precisamente con una especie de colonización de la Luna.Con este objetivo en puerta, un tema de cuestión geopolítica queda suelto: no existe un consenso mundial sobre el manejo de los recursos y territorios lunares, aunque desde 1967 existe el Tratado sobre el espacio ultraterrestre que establece que ningún cuerpo celeste podrá ser objeto de apropiación nacional u ocupación, ni se podrá usar con fines bélicos o armamentísticos.En 2020, EEUU redactó y propuso la firma del Acuerdo Artemisa que, entre otras cosas, establece los marcos normativos para la extracción de recursos espaciales, tanto por gobiernos como por empresas privadas. Asimismo, delimita zonas de seguridad para establecer un orden en la investigación en la materia y evitar conflictos.Países como Rusia y China se han opuesto a este marco normativo, al considerar que vulnera los principios del tratado firmado en 1967 y genera condiciones hostiles para la investigación científica libre.En este sentido, el experto indicó que se debe apelar a la investigación científica universal, es decir, tomar en cuenta cada uno de estos hitos como parte del desarrollo general de la humanidad, más allá de nacionalismos."No podemos pensar que va a haber un ganador específicamente, sino hay que tener el objetivo de que sea un beneficio social que tiene que llegar hasta la Tierra. También es para los países que desarrollan la tecnología, pero se tiene que derramar a la humanidad entera, sino no tendría sentido", concluyó Farah.
La carrera espacial ha revivido y Estados Unidos pretende liderar los avances de la industria aeroespacial, aunque países como China, la India o Rusia cuentan con altas capacidades tecnológicas que podrían mermar las ambiciones de Washington.
El 18 de diciembre, el presidente de EEUU, Donald Trump, firmó un decreto en el que establece que, para demostrar la superioridad tecnológica estadounidense, una misión humana de su país volverá a pisar suelo lunar, un hecho que no ha ocurrido desde 1972, cuando se suspendió el histórico programa Apolo.
Este documento, que reaviva la carrera espacial, se signa en un momento complejo para la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), dependencia que enfrenta severos recortes presupuestales.
En julio de este año, se anunció una disminución del 24% al presupuesto total de la agencia para 2026, al pasar de 24.800 millones de dólares asignados en 2025 a 18.800 millones de dólares. Con este ajuste, áreas como la Dirección de Misiones Científicas enfrentarían recortes de casi el 50% lo que llevaría a suspender misiones en curso, de acuerdo con medios como The New York Times.
El decreto se da a conocer el mismo día que se designó a Jared Isaacman como administrador de la NASA, una decisión que tardó 11 meses en tomarse, aunque su postulación ocurrió desde el inicio del Gobierno de Trump y con ambiciones aún más grandes: llegar a Marte.
Sin embargo, la llegada del empresario de 42 años, sin experiencia en el área científica, se frenó de golpe en junio cuando Trump se confrontó con Elon Musk, el empresario dueño de SpaceX y cercano a Isaacman. Después de dos administradores interinos, finalmente el fundador de Draken International asumió la dirección de la NASA con el reto, primero, de completar de manera exitosa la misión Artemis II, en febrero de 2026.
Artemis II tendrá por objetivo llevar a astronautas a la órbita lunar y traerlos de vuelta. Será un primer ensayo para Artemis III, cuya misión será llevar astronautas estadounidenses a la superficie lunar en 2028, aunque la fecha original para este hito era 2027.
¿Puede posicionarse en la carrera espacial?
En entrevista para Sputnik, el investigador del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el doctor Alejandro Farah, afirmó que, pese a los recortes que enfrenta la agencia, la NASA tiene las capacidades para lograr su cometido, principalmente porque, a diferencia de lo que ocurría en décadas anteriores, los viajes al espacio han reducido su costo notablemente.
El desafío técnico, explicó el especialista en innovación tecnológica y diseño mecánico aplicados a la instrumentación astronómica y espacial, se convierte más bien en un desafío económico: quien mejor invierta, mejores resultados obtendrá.
"China, Rusia, e incluso otros países como la India o Japón, tienen las mismas capacidades de hacerlo. Aquí la gran diferencia es la inversión, que puedes llegar a tener para lograr llegar a la Luna y sobre todo, el retorno económico. Esa es la gran motivación, en particular, de EEUU", dijo el investigador.
Rusia, país que desde el siglo XX se ha posicionado como una de las potencias aeroespaciales del mundo, ha tenido misiones exitosas que la convirtieron en el primer país en colocar un rover lunar controlado desde la Tierra (Luna 17), en operar una sonda robótica para traer muestras lunares, sin mencionar, por ejemplo, el caso de Yuri Gagarin: el primer cosmonauta en recorrer la órbita terrestre.
Actualmente, Roscosmos trabaja en misiones para investigar a fondo la superficie lunar, principalmente el polo sur, con el fin de ampliar sus conocimientos sobre la exploración espacial, además de los planes a futuro para la construcción de bases lunares.
Naciones como la India y Japón también han tenido un avance considerable en la materia. El país nipón, por ejemplo, logró en 2024 un aterrizaje exitoso en el satélite natural de la Tierra, mientras que Nueva Deli planea su primer viaje tripulado en el espacio para 2027.
China es otra de las potencias mundiales que tiene en la mira la superficie lunar. El país asiático pretende, al igual que EEUU, llegar al satélite natural antes de 2030.
Para ello, ha tenido avances significativos, como haber sido el primer país en lograr aterrizar en el lado oscuro de la Luna, en 2019.
La situación con la NASA evidencia un hecho: la necesidad de cooperación para lograr estos hitos, principalmente con la iniciativa privada. El propio Isaacman, un día después de asumir como administrador de la NASA, reconoció que las empresas como SpaceX y Blue Origin son las que cuentan con las capacidades técnicas para lograr los objetivos aeroespaciales que EEUU se ha planteado.
La firma de Musk será la encargada de la misión Artemis III que, en teoría, llevará a astronautas estadounidenses a pisar suelo lunar, e iniciar las labores para la construcción de una base en ese sitio, en el mediano plazo.
El empresario apuesta por el Starship para lograrlo. Este tipo de vehículo fue diseñado para salir de la Tierra, aterrizar y volver a despegar, para lo cual ha invertido miles de millones de dólares, a pesar de que en las 11 pruebas que ha realizado no ha conseguido ni siquiera sobrevolar la órbita de la Tierra.
¿Para qué la Luna?
Farah expuso que el principal objetivo de esta nueva carrera espacial es la obtención de diferentes materiales, como pueden ser tierras raras, litio, pero principalmente el isótopo Helio 3, clave para la fusión nuclear.
La obtención de materiales contrasta, por ejemplo, con los objetivos que se planteaban en las primeras incursiones humanas que, prácticamente, se centraban en demostrar el poderío tecnológico frente a otras potencias, en un contexto de Guerra Fría.
El académico opinó que otro objetivo que se persigue es comenzar la exploración espacial para la migración humana, un hecho que aún tomará mucho tiempo, pero que comienza precisamente con una especie de colonización de la Luna.
"El ser humano, en algún momento, va a tener que salir de nuestro bello planeta, no nada más por cuestión de recursos naturales, para usar [bienes] de otro planeta del sistema solar, sino también porque nuestro planeta es finito y en algún momento puede pasar algo que nos obligue a salir", sostuvo Farah.
Con este objetivo en puerta, un tema de cuestión geopolítica queda suelto: no existe un consenso mundial sobre el manejo de los recursos y territorios lunares, aunque desde 1967 existe el Tratado sobre el espacio ultraterrestre que establece que ningún cuerpo celeste podrá ser objeto de apropiación nacional u ocupación, ni se podrá usar con fines bélicos o armamentísticos.
En 2020, EEUU redactó y propuso la firma del Acuerdo Artemisa que, entre otras cosas, establece los marcos normativos para la extracción de recursos espaciales, tanto por gobiernos como por empresas privadas. Asimismo, delimita zonas de seguridad para establecer un orden en la investigación en la materia y evitar conflictos.
Países como Rusia y China se han opuesto a este marco normativo, al considerar que vulnera los principios del tratado firmado en 1967 y genera condiciones hostiles para la investigación científica libre.
En este sentido, el experto indicó que se debe apelar a la investigación científica universal, es decir, tomar en cuenta cada uno de estos hitos como parte del desarrollo general de la humanidad, más allá de nacionalismos.
"No podemos pensar que va a haber un ganador específicamente, sino hay que tener el objetivo de que sea un beneficio social que tiene que llegar hasta la Tierra. También es para los países que desarrollan la tecnología, pero se tiene que derramar a la humanidad entera, sino no tendría sentido", concluyó Farah.
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