Occidente refleja "ansiedad y sesgo" por el ascenso de China y la cooperación sur-sur
Occidente refleja "ansiedad y sesgo" por el ascenso de China y la cooperación sur-sur
Sputnik Mundo
Desde el lanzamiento de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) propuesta por China, los medios de comunicación y centros de estudios occidentales han... 01.06.2025, Sputnik Mundo
De acuerdo con el medio, esta narrativa se ha convertido en un conveniente argumento repetido por políticos y supuestos expertos con la intención de desacreditar el programa lanzado por el gigante asiático para impulsar el desarrollo global y disfrutar de una prosperidad compartida.El objetivo de esta estrategia, precisa el diario, es presentar a China como una amenaza, ocultando que estas falsedades tienen como origen los motivos geopolíticos de EEUU y sus aliados. Al respecto, la publicación alerta que en la actualidad estamos frente a una nueva ola de retórica sobre la supuesta "amenaza china". Estos artículos fueron motivados por la publicación de un flamante informe del Instituto Lowy en Australia. El documento afirma que, en 2025, los pagos adeudados a China por los países en desarrollo ascenderán a 35.000 millones de dólares. De esa cantidad, 22.000 millones de dólares serán pagados por 75 de los países más pobres del mundo.Sin embargo, apunta el diario chino, el informe del Instituto Lowy adolece de una selección selectiva de los datos. Se centra únicamente en los préstamos y omite deliberadamente el hecho de que la Iniciativa Franja y Ruta impulsa el desarrollo de los países a lo largo de la ruta. En ese sentido, el artículo afirma que la narrativa de la presunta "diplomacia de la trampa de la deuda" ignora deliberadamente varios hechos clave. En primer lugar, los gobiernos africanos deben a grupos financieros privados tres veces más deuda que a China, pagando tasas de interés del doble. En ese sentido, se señala que los acreedores privados occidentales, no China, son la principal fuente de la carga de la deuda de los países en desarrollo.En segundo lugar, los costos de endeudamiento de los países en desarrollo son, en promedio, de dos a cuatro veces más altos que los de Estados Unidos y de seis a 12 veces más altos que los de Alemania. Este enorme diferencial de tasas de interés refleja desigualdades fundamentales en el sistema financiero global, mientras que China ofrece opciones de financiamiento favorables para los países en desarrollo.En tercer lugar, China ha demostrado una considerable flexibilidad en la reestructuración de la deuda. Según datos de la Iniciativa de Investigación China-África de la Universidad Johns Hopkins, entre 2000 y 2019, China canceló 3,400 millones de dólares de deuda africana y refinanció otros 15,000 millones, sin embargar activos.Sin embargo, lo más desconcertante, asegura el GT, es por qué los think tanks occidentales nunca estudian los beneficios para el desarrollo de los préstamos chinos a los países prestatarios.
Desde el lanzamiento de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) propuesta por China, los medios de comunicación y centros de estudios occidentales han presentado a Pekín como un "prestamista depredador", señala el diario 'Global Times', que analiza lo que hay detrás de dicha perspectiva.
De acuerdo con el medio, esta narrativa se ha convertido en un conveniente argumento repetido por políticos y supuestos expertos con la intención de desacreditar el programa lanzado por el gigante asiático para impulsar el desarrollo global y disfrutar de una prosperidad compartida.
El objetivo de esta estrategia, precisa el diario, es presentar a China como una amenaza, ocultando que estas falsedades tienen como origen los motivos geopolíticos de EEUU y sus aliados. Al respecto, la publicación alerta que en la actualidad estamos frente a una nueva ola de retórica sobre la supuesta "amenaza china".
"La exageración que rodea a la 'diplomacia de la trampa de la deuda' de China refleja la ansiedad y el sesgo de los grupos de expertos occidentales cuando se enfrentan al ascenso de China y la cooperación sur-sur", destaca el medio.
Estos artículos fueron motivados por la publicación de un flamante informe del Instituto Lowy en Australia. El documento afirma que, en 2025, los pagos adeudados a China por los países en desarrollo ascenderán a 35.000 millones de dólares. De esa cantidad, 22.000 millones de dólares serán pagados por 75 de los países más pobres del mundo.
Sin embargo, apunta el diario chino, el informe del Instituto Lowy adolece de una selección selectiva de los datos. Se centra únicamente en los préstamos y omite deliberadamente el hecho de que la Iniciativa Franja y Ruta impulsa el desarrollo de los países a lo largo de la ruta.
En la nota, Kevin Gallagher, director del Centro de Políticas de Desarrollo Global de la Universidad de Boston, dice que "un aspecto crucial de los préstamos chinos es que tienden a ser a largo plazo y a impulsar el crecimiento. Precisamente por eso, gran parte de ellos se centra en la inversión en infraestructura".
En ese sentido, el artículo afirma que la narrativa de la presunta "diplomacia de la trampa de la deuda" ignora deliberadamente varios hechos clave. En primer lugar, los gobiernos africanos deben a grupos financieros privados tres veces más deuda que a China, pagando tasas de interés del doble.
En ese sentido, se señala que los acreedores privados occidentales, no China, son la principal fuente de la carga de la deuda de los países en desarrollo.
En segundo lugar, los costos de endeudamiento de los países en desarrollo son, en promedio, de dos a cuatro veces más altos que los de Estados Unidos y de seis a 12 veces más altos que los de Alemania. Este enorme diferencial de tasas de interés refleja desigualdades fundamentales en el sistema financiero global, mientras que China ofrece opciones de financiamiento favorables para los países en desarrollo.
En tercer lugar, China ha demostrado una considerable flexibilidad en la reestructuración de la deuda. Según datos de la Iniciativa de Investigación China-África de la Universidad Johns Hopkins, entre 2000 y 2019, China canceló 3,400 millones de dólares de deuda africana y refinanció otros 15,000 millones, sin embargar activos.
Sin embargo, lo más desconcertante, asegura el GT, es por qué los think tanks occidentales nunca estudian los beneficios para el desarrollo de los préstamos chinos a los países prestatarios.
"Reconocer el éxito del modelo de desarrollo chino equivaldría a cuestionar la eficacia del sistema financiero occidental. Esto es lo que las instituciones de investigación occidentales se niegan a reconocer: el sistema financiero liderado por Occidente ya no puede satisfacer las necesidades de un número cada vez mayor de países en desarrollo", concluye la nota.
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