La batalla comercial de EEUU contra China "revela una mentalidad arraigada en la nostalgia imperial"
La batalla comercial de EEUU contra China "revela una mentalidad arraigada en la nostalgia imperial"
Sputnik Mundo
Incómodo ante el resurgimiento de China como nación manufacturera, EEUU emprendió una guerra comercial sin precedentes "con la esperanza de frenar o incluso... 18.04.2025, Sputnik Mundo
De acuerdo con el medio asiático, la "historia rara vez se repite con todo detalle, pero sus ecos suelen ser inquietantemente familiares".Para ahondar, el artículo señala las tarifas que el imperio británico impuso a los textiles de la India a finales del siglo XVII y principios del XVIII.El artículo relata que las fábricas textiles británicas comenzaron a tener auge a la par de la Revolución Industrial. Sin embargo, sus productos difícilmente podían competir con las telas artesanales de la India.Fue así como el Gobierno británico impuso aranceles a los productos de algodón indio y, en algunos casos, prohibió su importación total a Gran Bretaña, al tiempo que comenzó a inundar de textiles nacionales el vasto mercado indio, libre de aranceles.Poco a poco, recuerda el artículo, los artesanos de la India quedaron atrapados en una espiral de tensiones. Sin acceso a algodón crudo asequible y presionados por las agresivas importaciones del imperio británico, muchos quebraron, se vieron obligados a abandonar su oficio y terminaron en la pobreza rural.El artículo explica que, alegando un supuesto "Estado de derecho" y apelando al "libre comercio", el Imperio británico fue responsable de la "desindustrialización" de la India, una economía vibrante que "se vio reducida a la fuerza a un proveedor de materias primas y un mercado cautivo para productos manufacturados extranjeros".En la actualidad, dice el artículo, Estados Unidos se siente incómodo ante el papel de China como el principal país manufacturero del mundo, ofertando productos que "se integran en el tejido de la economía global".Por esa razón, Washington lanzó una guerra comercial sin precedentes, "con la esperanza de frenar o incluso paralizar el crecimiento de la manufactura china".Según el Global Times, algunos responsables políticos en Washington parecen estar convencidos de que estas medidas le pueden devolver a la manufactura estadounidense "su antigua primacía"."Es fundamental recordar cuán radicalmente ha cambiado el panorama. La Gran Bretaña del siglo XIX solo pudo imponer su visión a la India porque ejercía un abrumador poder militar y colonial; la India de aquella época no tenía voz ni voto en su destino", continúa.De esa manera, la China de hoy es un país soberano y un "eslabón indispensable en la cadena de suministro global", así como un "importante impulsor del progreso tecnológico", sostiene el artículo.Además, en un mundo globalizado, las economías del mundo están vinculadas de formas inimaginables, lo que significa que Washington y Pequín "no son dos actores en extremos opuestos de un sube y baja, sino socios, competidores y codependientes en un vasto ecosistema compartido".No obstante, "revivir las guerras arancelarias del siglo XIX podría restaurar el estatu quo del dominio estadounidense. Pero esto también es una ilusión", toda vez que los privilegios de los antiguos imperios no pueden ser restaurados a través de decretos presidenciales ni políticas comerciales."Las realidades del mundo —tecnología, soberanía e interdependencia— requieren una nueva historia", sostiene el medio."La historia no es un guion que se pueda repetir, sino un espejo: un medio para comprender cuánto hemos avanzado y cuánto debemos cambiar. Es hora de mirar hacia adelante, no hacia atrás, y de buscar un futuro donde la cooperación abierta, y no la nostalgia imperial ni el sistema de suma cero, defina nuestro lugar en el mundo", concluye.
Incómodo ante el resurgimiento de China como nación manufacturera, EEUU emprendió una guerra comercial sin precedentes "con la esperanza de frenar o incluso paralizar" el crecimiento del gigante asiático, destaca el diario asiático 'Global Times'.
De acuerdo con el medio asiático, la "historia rara vez se repite con todo detalle, pero sus ecos suelen ser inquietantemente familiares".
Para ahondar, el artículo señala las tarifas que el imperio británico impuso a los textiles de la India a finales del siglo XVII y principios del XVIII.
"Los textiles de la India no eran solo objetos hermosos; simbolizaban la sofisticada manufactura y el poder económico del subcontinente. Pero la tormenta se avecinaba cuando el complejo cálculo del Imperio se apoderó de todo", continúa.
El artículo relata que las fábricas textiles británicas comenzaron a tener auge a la par de la Revolución Industrial. Sin embargo, sus productos difícilmente podían competir con las telas artesanales de la India.
Fue así como el Gobierno británico impuso aranceles a los productos de algodón indio y, en algunos casos, prohibió su importación total a Gran Bretaña, al tiempo que comenzó a inundar de textiles nacionales el vasto mercado indio, libre de aranceles.
Poco a poco, recuerda el artículo, los artesanos de la India quedaron atrapados en una espiral de tensiones. Sin acceso a algodón crudo asequible y presionados por las agresivas importaciones del imperio británico, muchos quebraron, se vieron obligados a abandonar su oficio y terminaron en la pobreza rural.
"No se trataba de la mano invisible de las 'fuerzas del mercado' en acción", sentencia el medio. "Era el puño de acero del Imperio", añade.
El artículo explica que, alegando un supuesto "Estado de derecho" y apelando al "libre comercio", el Imperio británico fue responsable de la "desindustrialización" de la India, una economía vibrante que "se vio reducida a la fuerza a un proveedor de materias primas y un mercado cautivo para productos manufacturados extranjeros".
Por esa razón, Washington lanzó una guerra comercial sin precedentes, "con la esperanza de frenar o incluso paralizar el crecimiento de la manufactura china".
Según el Global Times, algunos responsables políticos en Washington parecen estar convencidos de que estas medidas le pueden devolver a la manufactura estadounidense "su antigua primacía".
"Mediante medidas punitivas, esperan recuperar el liderazgo indiscutible que sus predecesores conocieron. Sin embargo, el mundo de hoy no es el de antaño", recuerda el medio.
"Es fundamental recordar cuán radicalmente ha cambiado el panorama. La Gran Bretaña del siglo XIX solo pudo imponer su visión a la India porque ejercía un abrumador poder militar y colonial; la India de aquella época no tenía voz ni voto en su destino", continúa.
De esa manera, la China de hoy es un país soberano y un "eslabón indispensable en la cadena de suministro global", así como un "importante impulsor del progreso tecnológico", sostiene el artículo.
Además, en un mundo globalizado, las economías del mundo están vinculadas de formas inimaginables, lo que significa que Washington y Pequín "no son dos actores en extremos opuestos de un sube y baja, sino socios, competidores y codependientes en un vasto ecosistema compartido".
Así, la postura estadounidense de suma cero "revela una mentalidad arraigada en la nostalgia imperial", argumenta el medio.
No obstante, "revivir las guerras arancelarias del siglo XIX podría restaurar el estatu quo del dominio estadounidense. Pero esto también es una ilusión", toda vez que los privilegios de los antiguos imperios no pueden ser restaurados a través de decretos presidenciales ni políticas comerciales.
"Las realidades del mundo —tecnología, soberanía e interdependencia— requieren una nueva historia", sostiene el medio.
"La historia no es un guion que se pueda repetir, sino un espejo: un medio para comprender cuánto hemos avanzado y cuánto debemos cambiar. Es hora de mirar hacia adelante, no hacia atrás, y de buscar un futuro donde la cooperación abierta, y no la nostalgia imperial ni el sistema de suma cero, defina nuestro lugar en el mundo", concluye.
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